Los Gámez Del Valle.
Eran cinco hermanos, hijos de Luis Gámez y Dionisia Del Valle, de acuerdo con el orden de nacimiento eran Ligia, Ruth Catalina, Luis José, Rafael Gregorio y Eduardo.
Buenos conversadores, educados, con una cultura enorme, y muy graciosos.
Ligia la mayor, inteligente, con una memoria increíble, una conversación culta, y nutrida de cuentos y anécdotas, no se cansaba uno de escucharla.
Ruth mi abuela, cuenta la leyenda (porque no tuve la oportunidad de conocerla) que era también una gran conversadora, era la consejera de sus sobrinas, muy querida por sus hijos, sobrinas, conocía a cada cual, y trataba a todos y todas de acuerdo como eran. Un abanico de mano, una mesedora y una buena conversación.
Luis José, médico educado, le sacaba un apunte a todo, era un gran maestro del doble sentido, y siempre tenía una risa burlona debajo del brazo, que encantaba y hacia reír a todos a su alrededor.
Rafael, el aventurero, el tío chevere de todos sus sobrinos, alcahueta de travesuras, el que armaba paseos que todos tienen aún en su memoria con gratitud y alegría.
Eduardo, médico y cura, también un gran conversador, con una inteligencia y unas anécdotas que combinaban su profesión, su trayectoria académica y religiosa. Gran orador en el púlpito y muy sentido en sus discursos.
Ya todos se fueron, pero dejaron una huella en todos sus descendientes, ya hacen parte de nuestra historia, y vivirán por siempre en nuestros corazones y recuerdos, por nuestras venas sigue corriendo parte de ustedes, y desde donde estén sigan protegiendo y guiando a su prole. Gracias a todos.
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