lunes, 28 de diciembre de 2020

VALLENATO EN PIANO

 

VALLENATO

PASEO EN PIANO
https://www.youtube.com/watch?v=j1MF4FOPDYQ


PASEO SABROSO PARA PIEDAD LUZ
https://www.youtube.com/watch?v=cuo6qSw6xyY&t=31s

PASEO DE AMOR

https://youtu.be/68jldj-1n6w

 

EL PASEO DE MANUEL

https://youtu.be/fTGIVrtFCn4

 

POR EL AMOR DE CARMEN

https://youtu.be/A6r_IQgSmCI

 

POR EL AMOR DE CARMEN VERSIÓN 2

https://youtu.be/QmAv8qTQd6A

 

PASEO PARA LUZ Y PARA TOTY

https://youtu.be/ZjSL5qLFZ5o

 

AÑORANZAS DE MI NIÑEZ

https://youtu.be/GxXH9ljGM80

 

PASEO SABROSO PARA TOÑA

https://youtu.be/iZIllRDnM6E

 

PASEO PARA QUE SEPAS QUE TE QUIERO AMOR LINDO

https://youtu.be/WJXiisvLtDA

 

EL PASE DE ACORDEON DE MAÑELON

https://youtu.be/nJz_McsSV6Y

 

EL BAILE DE ALFONSO Y RUTH

https://youtu.be/7gtnqK7SWOw

 

EL PASEO LOS AMORES DE ANSELMO Y TOÑA

https://youtu.be/R4UJlNGYXYk

 

EL PASEO EL AMOR DE LUZ Y DE JOHN

https://youtu.be/nxqKE8tnX4M

 

EL PASEO LOS AMORES DE CARMEN Y DE JORGE

https://youtu.be/fOHoSAVrc5o

 

MERENGUE VALLENATO EN PIANO

https://youtu.be/hKA56QHuEzg


EL TESTAMENTO EN PIANO RAFAEL ESCALONA
https://www.youtube.com/watch?v=pAbvT4-j8Bk

JAIME MOLINA EN PIANO

https://youtu.be/QGZnqPa7S5I

 

EL TESTAMENTO VERSION PIANO 2

https://youtu.be/qMGGWSDFqVI

 

LA DIOSA CORONADA EN PIANO

https://youtu.be/10C9dH3Yacc


 

RUMBA FLAMENGA EN PIANO

 

RUMBA FLAMENGA

 

RUMBA FLAMENCA EN PIANO
https://www.youtube.com/watch?v=A9L2XDjGeYs

RUMBA FLAMENCA 2
https://www.youtube.com/watch?v=QHILKf9dcWQ

RUMBA FLAMENGA ORGULLO

https://youtu.be/3Rn6eDW1gaw

 

RUMBA FLAMENGA ALEGRIA

https://youtu.be/A27NRf5nLp0

 

RUMBA FLAMENGA LA LUCHA

https://youtu.be/HpIpBUS6zXk

 

RUMBA FLAMENGA MAGIA EN PIANO

https://youtu.be/qRHQ1JYqpuY

 

RUMBA FLAMENGA FANTASIA EN PIANO

https://youtu.be/wgIRKiSUlX0

RUMBA FLAMENGA EL RETO

https://youtu.be/6Xfp1Zt_5OQ

 

MELODÍAS EN PIANO

 

MELODIAS ROMANTICAS COMPUESTAS POR JORGE ABELLO

MELODÍA DE AMOR:
https://www.youtube.com/watch?v=I-rNqNEKhWA&t=13s

MELODÍA: DIALOGO ENTRE PADRES E HIJOS
https://www.youtube.com/watch?v=q6CPhlyNNsk&t=17s

MELODÍA PARA MI PAPA
https://www.youtube.com/watch?v=LvLFOoCZ5B0

MELODÍA CANCIÓN DE CUNA
https://youtu.be/G_hx6V36sIs

MELODÍA TRAVESURAS
https://youtu.be/KOD-fX08u4U

MELODÍA TERNURA
https://youtu.be/bsguazKOieo

MELODÍA SI ELLA ESTA BIEN SOY FELIZ

https://youtu.be/npImwEHZGd4

 

MELODÍA LA NIÑA EN TU INTERIOR

https://youtu.be/vsQmWVd82WA

 

MELODÍA ESPERANZA

https://youtu.be/O2a8DZcvJ-4

 

MELODÍA ESPERANZA VERSIÓN 2

https://youtu.be/QXAjPh_p_Tw

 

MELODÍA PARA MI PAPA VERSIÓN 2

https://youtu.be/JYDKQODUzuY

 

VALLS EL AMOR PURPURA

https://youtu.be/8k29R-NI18Y

JARABE MEJICANO DE PAPA PARA SU NIÑA

https://youtu.be/EbfdIL4hHz8

MELODÍA PARA LA TÍA NELLY

https://youtu.be/ZjUUXDO3JYU

MELODÍA DE AMOR PARA PAPA

https://youtu.be/OsO6xeoVLE4

MELODÍA LA BIENVENIDA

https://youtu.be/DWTXreuXgR8

miércoles, 9 de diciembre de 2020

CAPITULO VI. EL RETORNO A TENERIFE

 

CAPITULO VI. EL RETORNO A TENERIFE

 

Por: Jorge Arturo Abello Gual.

 

José Joaquín: Bueno José Antonio, se puede saber por qué si puedes visitar a Priscila en su casa, pidiéndole el debido permiso a su padre, sigues viéndola en el tejado como un ladrón. De verdad que me parece peligroso. Si el padre se entera menudo problema nos vamos a ganar.

José Antonio: ¡Hombre tío¡ que una visita en su casa, no tiene emoción, no hay estrellas y no podemos ver la luna.

José Joaquín: Ah bárbaro¡ ya estás delirando, ahora vas a meter a las estrellas y la luna en todo esto¡ de verdad piénsalo José Antonio, que te vas a ganar un disparo, ve que el padre de esa joven acabó con un pobre gato sin contemplación.

José Antonio: ¡Tío que no seas ave de mal agüero¡ la verdad es que hablamos, nos reímos, nos besamos…

José Joaquín: A ver José Antonio, entre menos detalle sepa mejor¡ para poderte defender el día que me lo soliciten. Pero hombre muchacho, por qué no puedes hacer las cosas de la manera correcta, si quieres yo te acompaño y hablamos con el padre de esa criatura, y evitamos un problema mayor¡

José Antonio: Pero tío, tu sabes lo aburrida que es una cita en la sala de una casa, donde todo el mundo quiere ver y vigilar, se siente uno como en un circo. En el tejado los dos así sea por unos pocos minutos somos solo nosotros.

José Joaquín: Hombre¡ José Antonio Muchacho¡, si antes no prestabas atención, ahora que estás enamorado pues no supongo que vaya a ver algún cambio para mejor. Virgen de la Macarena, yo como que nací en Sodoma y Gomorra.

En ese momento, entró Manolo que le traía una carta a José Joaquín.

Mi señor, llegó una Carta de la Santa Inquisición.

Válgame Dios¡ Déjame ver de qué se trata.

José Joaquín tomó el sobre, lo abrió y comenzó a leer con preocupación la carta, bajo la mirada de su sobrino y Manolo que esperaban expectantes.

Al terminar de leer la carta, con cara de acontecimiento y, les dijo: tengo que volver a Tenerife, a salvar a María.

Ambos se miraron la cara y le dijeron, vamos contigo.

 

José Joaquín, José Antonio y Manolo, se dirigieron al puerto de Cádiz para embarcarse a un viaje a Tenerife, hablaron con varios capitanes para ver quién los podría llevar a las islas canarias lo más pronto posible.

Era jueves, y la Santa Inquisición estaba citando a José Joaquín como testigo para el lunes en la isla. La citación decía es de vital importancia su asistencia, pues de ello depende la inocencia de la señora María Concepción Acevedo González.

José Joaquín estaba extrañado, pues no sabía qué podría saber él de María que la pudiera salvar de la Santa Inquisición.

Ya en el barco dispuestos a zarpar, José Antonio se acerca a su tío y le pregunta:

¿Tienes alguna idea de por qué has sido citado? Y sobre qué vas a declarar?

Pues no tengo ni idea, la verdad es que al ver el nombre de María en la Carta, se me revolvieron las tripas, y aquí estoy llevado por un impulso. No sé ni por qué voy o a qué voy, pero solo sé que debo ir.

Y tú que decías que yo estaba metiendo a las estrellas y la luna con Pricilla. Pues la verdad es que es un viaje muy largo, y costoso, yo supongo que nadie espera que llegues a Tenerife.

En ese momento llegó el capitán del barco a presentarse.

Soy Francisco Villarica, soy el capitán de este barco que se llama la grandiosa, me dijeron que quieren llegar a Tenerife.

Así es señor mío, mi nombre es José Joaquín Calderon, este es mi sobrino José Antonio Calderon y mi ayudante Manolo Roncayo.

Muy bien, bienvenidos, a Tenerife tardaremos dos días en llegar, espero que disfruten el viaje, zarparemos en media hora aproximadamente. Sus acomodaciones están en la segunda cubierta. Un marinero se encargará de llevarlos.

Luego se despidió, y llegó un marinero que los llevó a la segunda cubierta, donde quedaba un pequeño cuarto con tres hamacas y un baño privado.

¡Vaya¡ si que es agradable el Capitán y las acomodaciones están muy bien -dijo José Antonio-.

Pues por lo que me cobraron, están apenas, lo del baño si me parece un lujo, pues en otras embarcaciones, no tienen. Se ve que los viajes al nuevo mundo han permitido que mejoren las condiciones de los pasajeros en los barcos. Ahora por ejemplo, viajan muchas mujeres y para ellas sería muy incómodo ir al baño en la proa, como se acostumbraba antes, que uno iba al castillo de proa, se agarraba de las barandas, se bajaba los pantalones y hacía del cuerpo hacía el mar.

Bueno, por lo que dices, tenemos un cuarto para señoritas¡

Ya José Antonio, ya vas a empezar.

 

El barco zarpó de Cádiz sin inconveniente, pasando por el estrecho de Gilbraltar para luego buscar las islas canarias.

A los pasajeros no se les permitía estar mucho tiempo en la cubierta, por lo que en la mayoría del tiempo se encontraban en sus acomodaciones hablando. La comida se la llevaban, y su contacto con el mundo exterior se limitaba al marinero que le llevaba agua y alimentos a su habitación.

Al medio día del segundo día de viaje, se presentó el mismo marinero para llevarles comida a los pasajeros. La comida tenía queso y unos jamones, todos los pasajeros comieron a gusto. Cuando el marinero pasó a recoger los platos, les preguntó si les había gustado el queso de cabra, a lo cual Manolo y José Antonio contestaron que sí. Pero a José Joaquín como que no le cayó bien la noticia ¿Queso de cabra? ¿Estais seguro que eso era queso de cabra?

Sí señor, es queso de cabra.

Madre mía, definitivamente yo nací en Sodoma y Gomorra.

¿Qué pasó tío?

Nada… Nada… (susurró para sí mismo: Que Dios se apiade de mí y de mi estómago)

José Joaquín tenía intolerancia hacia el queso de cabra, y le caía muy mal para el estómago. En efecto, quince minutos más tarde sentía cómo su vientre se comenzaba a convertir en una bomba de gases, y en efecto fue muy disimuladamente al baño privado de su habitación, a tratar de calmar su malestar.

Al salir apesadumbrado y sudoroso del baño, José Joaquín y Manolo, tenían la ventanita de la habitación y la puerta abierta, estaban batiendo las sabanas para desintoxicar la habitación. Incluso Manolo había solicitado una vela para prenderla en la habitación, al marinero que le llevaba los alimentos, que trató de ingresar, pero el olor lo paró en seco en la entrada y exclamó espontáneamente: ¡oh por Dios, qué barbaridad¡

Manolo le dijo: Traed una vela o perfume rápido que esto es una emergencia.

José Antonio dijo: ¡Emergencia¡ Rápido que nos ahogamos¡

José Joaquín por su parte dijo:  ¡Aquí no vuelvas a traer más ese queso del infierno¡

Todos se lo quedaron mirando, y José Antonio le dijo: Pero tío, ¡Qué poca vergüenza tienes¡ ¿Ahora la culpa es del marinero? Por poco y nos matas, si es que todo estaba cerrado, nos has debido advertir y no atacarnos por sorpresa.

Justo en ese momento, se dio la voz de alarma y se sentía mucho movimiento de los marinos en la cubierta. José Antonio y José Joaquín se asustaron, Manolo por su parte, ya había vivido esa experiencia anteriormente, y dijo: mmmm, ¡piratas¡

Del susto, José Joaquín soltó otra bomba.

Oh por Dios¡ Tío, ya basta¡ Nos estás matando.

Manolo dijo, Si son piratas, la situación es complicada, es necesario analizar la situación con el Capitán, porque sí no hay mercancía, los piratas toman de rehenes a los pasajeros para luego pedir rescate.

Deben convocar un consejo de guerra¡ Y debemos estar presente Dijo José Joaquín, mientras que en su interior su preocupación era bastante básica: Maldito queso de cabra, ahora me toca un consejo de guerra y un ataque pirata en medio de un dolor de estómago.

José Antonio, dijo: Debemos exigir que nos tengan en cuenta en el Consejo de Guerra, porque nosotros vamos a ser la moneda de cambio.

Pues vamos con el capitán inmediatamente… pero esperen que tengo que volver al baño…

Tío no hay tiempo… tenemos que ir rápido con el capitán.

Pues José Antonio, tengo la barriga que se me revienta y con estos nervios y malas noticias, no creo poder verle la cara al capitán, antes de tener que salir corriendo a buscar un baño, así que si me quieres en mis cinco sentidos, esperadme un rato.

Entro José Joaquín al baño, pero salió casi enseguida. Diciendo: Falsa alarma¡ Vamonos¡

 

Mientras tanto, en el puente, el Capitán también había sido víctima del queso de cabra, y salió corriendo a sus aposentos. Le dijo al piloto, ahí te encargo… reúnan a la tripulación, y dile al contramaestre que hablé con ella y los prepare que yo enseguida vuelvo.

El contramaestre era un gallego, llamado Isidoro, muy diligente, muy disciplinado, pero muy ingenuo para caer en las bromas. Así que llegó Isidoro al puente con el piloto, y preguntó por el capitán, y el piloto le dijo que se había ido a su recamara pero que ya volvía, que le dejó como razón que reuniera la tripulación, les hablara y los preparara. Pero Isidoro preguntó: ¿pero que les hablara de qué? Y el piloto por miró al cielo y lo miró con ganas de pegarle, pero se contuvo y en su lugar le dijo: Pues de qué puedes hablarles en estás ocasiones Isidoro ¿de cómo limpiarse el culo, te parece? El piloto, pensó que Isidoro había comprendido la ironía, pero no… su lógica gallega se lo impedía.

Isidoro: Atención a todos, el capitán me ha solicitado que los reúna y os hable, así que todos a cubierta.

Todos los marinos, incluidos José Joaquín, José Antonio y Manolo, llegaron a cubierta a ver las instrucciones que iba a dar el contramaestre.

El contramaestre vio al piloto, le guiñó el ojo, tomó aire… y dijo

Señores, el Capitán ordenó que les diera las instrucciones de cómo limpiarse el culo:

Paso número uno …

El Piloto no lo podía creer, Isidoro no lo hagas, detente… Nos van a matar…

José Antonio dijo: No puede ser, en pleno ataque pirata y este tonto va a hablar de cómo limpiarse el culo… qué despropósito.

Paso número dos…

Un marino, le gritó: Es en serio?, a quién le importa eso¡

Otro marino: Cállate, yo no quiero escuchar eso¡

El Capitán desde su baño escuchaba las instrucciones del contramaestre, y dijo a ese maldito gallego, lo voy a matar, va a causar un motín.

Paso número tres…

El piloto, decía a sus adentros: No puede ser¡ y gritaba: Isidoro ya cállate¡

Paso número 4…

Un marino le gritó: cuantos pasos más va a decir este mal nacido¡ esto es ridículo¡

Paso número 5…

El capitán desde su baño se apuraba todo lo que podía. Tengo que callar a ese tonto, cómo se le ocurre dar semejante charla, y en mi nombre… va por cinco pasos, y yo apenas conozco dos.

Paso número 6…

Un marino: Qué es esta porquería… callen a ese tonto¡ no quiero escuchar más¡

José Joaquín dijo: Qué bárbaro, ya lleva seis pasos de cómo limpiarse el culo, y al parecer tiene más…

Paso número 7…

El piloto le dijo a Isidoro, cállate ya¡ por el amor de Dios¡

José Joaquín dijo: Qué desagradable¡

Un marino dijo: ya no me aguanto más esta tontería, lo voy a matar¡ y sus compañeros lo aguantaron.

Paso número 8…

José Joaquín dijo: Hemos perdido todo el tiempo del mundo y este tonto tiene un paso número 8, válgame Dios¡

El marino: Suéltenme que voy a matar a ese tonto.

En ese momento llegó el capitán corriendo.

Cállate Isidoro…

Si ya terminé capitán…

Cómo se te ocurre hablar de semejantes cosas, en medio de un ataque pirata. Te voy a mandar a azotar luego de que termine esto… si es que quedamos vivos.

Pero capitán, el piloto me dijo…

¡Ah¡ es que fue el piloto, yo sabía que semejante barbaridad no pudo haber nacido de ti de manera espontánea. Al piloto también lo voy a mandar a azotar.

El piloto le dijo: Pero capitán…

Cállese, usted también es culpable de este tropel. Señores, tengan a la mano palos, cuchillos y cualquier artefacto que pueda servirle de arma, inicialmente la idea es escapar y evitar un combate, pero si nos abordan tenemos que estar preparados. Trataré de negociar, pero ya saben que si no se puede, será mejor morir en una pelea, que morir cobardemente…  Así que todos a sus puestos, y hagan que este maldito barco vuele entre las olas para que esos piratas no nos alcancen.

Todos los marinos salieron corriendo a sus puestos.

José Antonio, José Joaquín y Manolo, interceptaron al Capitán, y le pidieron una reunión, a lo cual el Capitán accedió, y los llevó al camarote, junto con dos de sus hombres de confianza, y también le dijo al contramaestre Isidoro que terminara de preparar las cosas en cubierta y luego fuera a la reunión.

Todos entraron a la reunión, José Joaquín le dijo al capitán, que él fue teniente en la armada, y que Manolo también había servido en la armada, así que estaban dispuestos a ayudar. Igualmente, sabían que estaban en riesgo, pues los pasajeros eran considerados por los piratas como moneda de cambio para exigir rescate, así que estaban interesados en participara y en colaborar con las maniobras navales.

En esos momentos se sintió un muy mal olor, que hizo que todos se callaran. Todos se miraban en silencio tratando de buscar el culpable.

Esto es insólito, nunca había visto un consejo de guerra en que se presentara esta situación… Dijo el capitán en voz alta, luego de unos segundos de silencio. Todos en la reunión trataban de hacer como si nada pasara, pero sus ojos buscaban al culpable de ese hedor. José Antonio, golpeaba a su tío con el codo, cada vez que sentía que el olor arreciaba, pero en un descuido, José Joaquín le dijo: No soy yo el único, aquí hay más involucrados…

En esos momentos ingresó el contramaestre Isidoro, y con su espontánea ingenuidad dijo Oh por Dios¡ esto apesta¡ y abrió inmediatamente las ventanas de la habitación.

Todos descansaron con un poco de aire fresco, pero el olor se mantenía.

El capitán solicitó al contramaestre diera un informe de la situación, y le preguntó ¿cómo era que los piratas se encontraran tan cerca de ellos, si el barco era muy rápido?

Isidoro contestó: Pues por la misma razón del mal olor en esta habitación capitán, resulta que algo en el desayuno le cayó muy mal a la tripulación, de 20 tripulantes, 14 se enfermaron del estómago…

José Joaquín, interrumpió: debió ser ese queso de cabra del demonio…

José Antonio: Tío… silencio…

Isidoro: Seguramente… mmm, en todo caso, cuando avisamos a los piratas, ninguno de los marinos estaba en disposición de subir a las velas, había cuatro haciendo del cuerpo en la proa, cuatro más esperando turno, y -yo creo que varios terminaron utilizando la sentina-, otros cuatro dijeron que eran incapaces de subir con dolor de estómago a los mástiles, así que tuvimos que despertar a los marinos que estaban de descanso para que vinieran a ayudar, y así fue que pudimos izar las velas, pero perdimos mucho tiempo, y por eso esos piratas, están a punto de alcanzarnos. Fuera de eso, aún tenemos a 7 marinos enfermos del estómago y todo el barco oliendo a pedos, cómo esta habitación.

José Joaquín: ¿Cuantos hombres conforman la tripulación?

El capitán: Somos 23.

Isidoro: Pero hay 14 enfermos del estómago y de verdad que no creo que estén en condiciones de una pelea. Además, hay más de un pedorreo que tampoco creo que de para entablar un combate con piratas.

José Joaquín: Si seguramente…, digo que seguramente no estamos en la mejor posición de entablar un combate con tantos marineros enfermos. Por otro lado ¿Qué tipo de mercancía transportan?

Capitán: Hay como unos 30 costales de trigo solamente, y ustedes como pasajeros.

José Joaquín: No es mucho… ¿oro, joyas o monedas?

Capitán: Solo tenemos la paga que ustedes nos han dado, y uno que otro chelín que tenga la tripulación ahorrada, pero no es mucho.

José Joaquín: ¿Hay armas o cañones, o pólvora?

Capitán: No, tenemos cuchillos, palos, garrotes, yo tengo un sable, pero es todo. Nunca habíamos estado en esta condición, nuestro barco siempre ha sido bastante rápido, y siempre dejamos a los piratas atrás. Esta vez si nos tomaron por sorpresa.

Isidoro: Sí, literalmente con los pantalones abajo. Pero Capitán, sí tenemos un arma…

Capitán: Isidoro por favor, eso no es un arma, es una reliquia, ya te lo dije.

José Joaquín: ¿De qué trata?

Capitán: Bueno es al parecer un arma antigua, que nos entregaron como el pago de un viaje. El cliente no tenía el dinero que nos había prometido, y nos ofreció como pago esa reliquia, que traté un par de veces de venderla pero ya nadie la quiere, y terminó en la bodega del barco.

José Joaquín: Bueno, ¿y de qué trata?

Capitán: Es como una especie de catapulta, incluso está desarmada en partes, pero cuando nos las dieron, algunos marinos la probaron, y servía.

José Joaquín: Bueno no estaríamos mal en utilizarla…  para situaciones extremas, soluciones desesperadas, os aseguro, que si los piratas nos abordan, no tendremos mucho que hacer, y por la carga y el dinero que llevamos dentro, lo más probable es que no nos vaya muy bien en una negociación. Mi consejo sobre esto, es llame a toda la tripulación que está en enfermería y dígale que tiene que trabajar, que el barco necesita volar entre las olas, y que no habrá un mañana si los piratas nos atrapan. Yo iré junto con mi sobrino, Manolo, y con el contramaestre a sacar esa catapulta de las bodegas a ver cómo la podemos usar para defendernos.

Mientras tanto, el barco pirata seguía acercándose, y ya comenzaban a disparar un cañón desde la proa, a ver si le daban alcance al barco de nuestros amigos.

Por su parte, Isidoro, José Antonio, Manolo y José Joaquín, inspeccionaban la bodega a ver el arma. En efecto se trataba de una catapulta. Decidieron subirla a la cubierta para armarla. Con la experiencia de José Antonio en la Carpintería y de Manolo en las armas pudieron armarla rápidamente. No era muy grande, era un modelo de catapulta estilo romano, muy pequeño, así que comenzaron a armarla atrás del timón de popa.

Los piratas ya estaban muy cerca, cuando Manolo y José Antonio terminaron de armar la catapulta.

José Antonio: Muy bien, ya está armada, ahora qué vamos a disparar.

Manolo le pidió a Isidoro que trajera objetos pesados para lanzarlos.

Isidoro: pues hay varios barriles de basura.

Manolo: Si tráiganlos eso nos sirve.

Mientras que los piratas disparaban balas de cañón, nuestros amigos iban a lanzar barriles de basura.

En efecto, cargaron la catapulta, prepararon el primer barril, y dispararon. El barril salió disparado por los cielos, pero el barril sobrepasó el barco. Habían subestimado el alcance de la catapulta.

Cargaron nuevamente, y adaptaron la catapulta, y dispararon. Esta vez le dieron a la cubierta, y se oyeron gritos en el barco pirata.

En el barco pirata, cuyos tripulantes eran franceses:

Marino 1: Nos dieron…

Capitán: Qué fue eso…

Marino2: Capitán nos arrojaron un barril con basura.

Capitán: Españoles asquerosos, nos están arrojando sus porquerías al barco… dispárenles. Ya verán cuando los atrapemos, los podremos a limpiar todo el barco con sus lenguas.

 

La catapulta, fue cargada nuevamente, y dispararon con otro barril. Nuevamente le dieron a la cubierta.

Los piratas franceses, ya tenían un basurero en la cubierta, el capitán le ordenó a dos marinos para que con palas, sacaran toda esa basura del barco.

Los piratas seguían disparando su único cañón en la proa y ya habían asestado dos disparos en cubierta, sin heridos hasta el momento.

Manolo: No lograremos nada si seguimos lanzándoles basura. Tenemos que incendiar los barriles y tratar de causarles un incendio en el barco.

Así, Isidoro trajo el siguiente barril, lo bañaron de aceite, cargaron la catapulta y le prendieron fuego al barril. Al lanzarlo, les llegó nuevamente a los piratas en cubierta, y con la basura que ya estaba toda regada en la cubierta, comenzó a hacerse un incendio, que hizo que la tripulación tuviera que dedicarse a buscar agua para apagarlo.

Mientras tanto, en el barco pirata…

Malditos españoles, primero nos lanzaron basura y ahora les están arrojando fuego a su basura, qué malditos¡ ¡que jugarreta¡ no son tan tontos después de todo.

Rápido limpien este basurero.

 

Mientras tanto, en el barco español, solo quedaban dos barriles de basura.

Cargaron nuevamente el barril en la catapulta, le pusieron aceite y le prendieron fuego, y volvieron a disparar.

Solo nos queda un solo barril, debemos saber a dónde disparar que nos pueda dar una ventaja.

Cargaron nuevamente el barril en la catapulta, lo volvieron a incendiar y dispararon.

Volvió a dar en cubierta, pero no tuvo ningún efecto. Los franceses con agua estaban apagando los incendios.

Manolo: Se nos acabaron los barriles de basura, ahora ¿qué lanzamos?

Dijo Isidoro Hay un barril con ron en la bodega… Todos los marineros miraron a Isidoro con ganas de matarlo.

Isidoro: Bueno, está bien, hay dos barriles vacíos, llénenlos con algo, con trigo o con lo que sea para lanzarlo… vayan ustedes dos y busquen costales de trigo para llenar esos barriles.

Los marinos volvieron con los dos barriles cargados.

Isidoro: ¡Qué hedor¡ ¡eso no es trigo¡

Marino: No, definitivamente no es trigo, pero no preguntes qué es, solo lánzalo, es para los franceses.

Isidoro: Ah pues sí, eso es problema de ellos.

Manolo: Por Dios Isidoro, ¿qué es eso? Huele horrible.

Isidoro: No importa, es para los franceses.

José Joaquín: Qué barbaridad¡ no quiero ni preguntar que hay ahí dentro, pero si le lanzan esa bomba apestosa, de seguro los piratas nos atacarán con más rabia,  espero que sepan qué van a hacer con eso¡

Manolo: Hay que apuntar al cañón de proa esta vez¡

 

Cargaron como pudieron la catapulta, rociaron de aceite el barril, y lo lanzaron. Dio en la proa y armó un incendio en el barco pirata, el cañón de los piratas se silenció.

Con la bomba apestosa, el barco español se seguía alejando del barco pirata. Los marinos trabajan para que el barco volara entre las olas. Y la distracción de los incendios, hizo que el barco pirata perdiera velocidad

Mientras tanto en el barco pirata…

Al caer el barril con su carga, se esparció por toda la proa, precisamente alrededor del cañón que estaban disparando. Los marinos que estaban maniobrando el cañón salieron corriendo asqueados. Los que estaban con las palas recogiendo la basura, fueron corriendo a ver si podían limpiar, pero al ver lo que tenían que recoger se devolvieron. Mientras tanto, el fuego que generó el último barril, se extendió por la proa y alcanzó la cureña del cañón y lo inutilizó. Los marinos trataron de apagar el incendio con agua, pero ya era demasiado tarde, el cañón había quedado inutilizado. Los españoles habían logrado silenciar el cañón de los piratas que estaba causándole estragos.

Capitán pirata: Malditos españoles, son muy astutos, pero los vamos a agarrar, y los echaré a todos por la borda.

En el barco español, todos estaban felices, se estaban alejando del barco pirata y el cañón de su adversario había dejado de disparar.

Capitán: Ya estamos cerca de las islas canarias, necesitamos ir más rápido y dejarlos atrás.

José Antonio: Los barriles nos han dado tiempo, el fuego los distrae y pierden velocidad, debemos disparar otro.

Isidoro: Carguen el otro barril apestoso.

Cargaron el barril, lo bañaron con aceite, prepararon la catapulta, pero antes de que dispararan dijo Manolo.

Manolo: Esta vez vamos a apuntar al puente, al piloto, si logramos hacer un incendio en ese lugar, seguramente perderán su dirección y la velocidad.

Prepararon la catapulta y apuntaron.

Manolo: Desde este punto es imposible darle directamente al castillo de popa, las velas y los mástiles ocultan el castillo de popa.

José Joaquín: Pues trata un tiro de rebote, era una táctica que se usa cuando le disparas a un barco de frente. Apunta a un lado del último mástil, y si la bala rebota, llega al castillo de proa.

José Antonio: Caramba tío quién lo dijera.

José Joaquín: La experiencia no se improvisa sobrino.

Manolo, preparó y apuntó la catapulta con ayuda de Isidoro y de José Antonio, y dispararon.

El barril se elevó por el aire haciendo una pequeña parábola, pero parecía más un tiro directo. Rebotó en la cubierta, donde se comenzó a desarmar, y su contenido salió disparado de rebote para el castillo de popa, donde se encontraban el capitán del barco pirata, el contramaestre y el piloto.

En el barco pirata….

Los marineros que estaban limpiando el barco con las palas, al ver el nuevo barril, exclamaron: Noooo, por Dios¡

El resto de los marinos en cubierta: Viene otro barril apestoso… cúbranse¡

Cuando vieron cómo rebotó el barril y se fue al castillo de popa: Cuidado capitán¡

El impacto llegó al puente, y con ello, se giró el barco todo a estribor, perdieron el rumbo de la persecución, y todo el barco casi se desbarata. Todos los marinos cayeron al suelo.

El capitán, el piloto y el contramaestre también cayeron al piso, luego de haber sido impactados por la carga del barril. Y no abrieron los ojos hasta qué…

Capitán: Fransua, estás vivo.

Contramaestre: Sí, capitán… pero creo que estoy herido.

Capitán: Yo también creo que estoy herido…  el impacto fue muy grande, y siento que tengo sangre por todos lados, no quiero abrir los ojos. Siento mucho frío y huele horrible.

Contramaestre: Yo tampoco he querido abrir los ojos, siento que estoy bañado de sangre espesa, capitán. Al piloto, o alguno de nosotros nos han destrozado los intestinos, a eso huele cuando pasa eso.

Piloto: Ay me duele todo, siento que me pesa el cuerpo… Qué fue lo que nos golpeó? Yo solo vi una mancha marrón, y luego todo se puso oscuro.

Capitán: No sé exactamente qué fue lo que nos golpeó, siento que estoy como cubierto de barro, pero también siento mucho peso, y lo que he tocado, parece que estuviera todo destrozado, no soy capaz de abrir los ojos y ver qué tan desfigurado quedé. No siento los brazos, las piernas no me responden, y ese maldito olor me está matando.

Los marineros llegaron al puente corriendo y vieron al capitán, al contramaestre y al piloto tirados en el piso y dijeron: Oh por Dios¡ Qué horror¡

Los tres que aún no habían abierto los ojos se asustaron más, porque pensaron que estaban destrozados.

Hasta que uno de los marinos que llegó después dijo: Qué asco¡ ¿Eso es mierda?

Los tres abrieron los ojos, y a pesar de lo tétrico de la imagen, fue un alivio ver lo que veían y no sangre.

Capitán: ¿Mierda? ¿Nos han disparado mierda?

Marino: Los últimos dos barriles al parecer estaban llenos de mierda, hay mierda por todos los lados capitán¡

Capitán: Esto no se puede quedar así, tenemos que atraparlos, tenemos que matar a esos asquerosos españoles.

Marino: Capitán, ya los perdimos… ustedes soltaron el timón y el barco giró todo a estribor. Ya no podemos darle alcance, y ya están cerca de las islas canarias, que es puerto seguro para ellos.

Contramaestre: Más bien, tenemos que limpiar el barco, y salir de esta posición, porque cualquier barco de la armada española nos podrá capturar.

 

Por otro lado en el barco español, todos celebraban¡

Capitán: Lo logramos¡

José Joaquín: No quiero ni preguntar que había en ese barril que hizo que los piratas perdieran el rumbo de esa forma tan abrupta.

Manolo: Hemos vencido a un barco pirata con una catapulta vieja¡ eso nunca se ha escrito en la guerra naval.

Isidoro: Qué viva la bomba apestosa¡

Marinos: Qué viva¡

Capitán: Y ya estamos llegando a las islas canarias, ya se ve Tenerife en el horizonte¡

 

 

Y llegaron al fin a Tenerife, el sábado, como lo habían planeado, dos días antes de la audiencia de la inquisición.

José Antonio, José Joaquín y Manolo se despidieron del capitán y de los otros miembros de la tripulación. Agarraron sus pertenencias y se bajaron del barco.

Para José Joaquín era revivir muchos recuerdos, la primera vez que se bajó en el puerto, su desfile en todo el pueblo, la panadería de María, el padre de María, sus superiores, el fuerte, y la batalla con los ingleses.

Buscaron una posada, donde dejar sus pertenencias, y luego José Joaquín y sus compañeros de viaje se dirigieron a la panadería de María, para ver si encontraban a algún familiar que les informara qué estaba pasando.

Cuando llegaron a la panadería, encontraron a una joven, y José Joaquín le dijo: Buenas tardes, yo soy José Joaquín Calderón, y vengo para el juicio de María.

La joven luego de verlo, frunció el ceño, y le dijo: Ah, ¿con que usted es el causante de todo esto?

José Joaquín: A ver niña, que no hay necesidad de ponernos agresivos. Es que no entiendo. Yo he venido a ayudar a María, no a causarle ningún daño ¿tú la conoces?

La niña le contestó: Pues claro que la conozco, que es mi madre señor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL SÍNDROME DE PETER

El síndrome de Peter.  Psicologo: buenos días, John de que vamos a hablar?  John Alejandro: ah yo no se doctor, si usted no sabe, menos yo, ...