jueves, 16 de diciembre de 2021

Mi saludo de fin de año para mis estudiantes

Un saludo a todos mis estudiantes, que el proximo año les traiga mucho amor, exitos y mucha prosperidad. Que sigan adelante, que sigan creciendo como personas y que aprendan todo lo que quieran aprender, que amen la vida, que disfruten las experiencias y que se aparten de lo malo. Y lo mas importante, que sean felices.

Un abrazo grande a todos.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Tres años de una cita a ciegas

 TRES AÑOS DE UNA CITA A CIEGAS.


Tres años ya desde aquella primera cita a ciegas. Solo la escuché por el celular, y ya tenía ganas de conocerla.

Inteligente, divertida y con una inteligencia emocional, que  la hacen políticamente correcta.

Mi esposa me ha dado un hogar y un familia linda, mi hogar es mi refugio, y sus brazos son mi tranquilidad.

No pensé que de una cita a ciegas iba a encontrar, un a joya tan hermosa como mi esposa, una hija que todos los días me enseña algo nuevo, y un hijo que me ha dado una experiencia de amor indescriptible. Pero nada de eso sería posible, sin ella, mi esposa. 

A penas van tres años de conocerla, pero parecen más, quienes nos presentaron nos dicen que nosotros no nos conocimos, sino que nos reconocimos, tal vez si, en otra vida, siempre estuvimos muy cerca, y no nos topamos, tuvimos varias personas cercanas en común, pero a penas nos conocimos hace tres años. Ambos coincidimos en que debimos conocernos antes, y nos hubieramos ahorrado muchos malos ratos, sin embargo, las circunstancias no lo permitieron. Hoy hace tres años, el universo conspiró, los planetas se alinearon, Toty hizo lo suyo, y por fin nos encontramos, nos reconocimos, y nos adoramos, nos respetamos y nos admiramos. 

Gracias amor por estos tres años, por todo, por tanto, y por ser como eres. Te amo. 


jueves, 19 de agosto de 2021

CUENTOS DE CARMEN GUAL

CUENTOS DE CARMEN GUAL.




















Mi mamá es Carmen, y es un personaje... tuvo una relación muy particular con su padre Anselmo, con quién desarrollo una linda relación y complicidad para realizar todas sus travesuras, y de estás es que les voy a hablar un poco.


LOS VASOS DE AGUA.


Carmen: Papi, qué hace uno cuando quiere que una visita se vaya.
Anselmo: Pues le sirves varios vasos con agua, hasta que se vaya.

En una oportunidad llegó un conocido de su padre, que hablaba mucho y a Carmen realmente le fastidió, así que comenzó:

Carmen le llevó el primer vaso con agua.

Visitante: Ay mijita, que rico, me estaba muriendo de la sed... muchas gracias.

El visitante siguió hablando con Anselmo...

Carmen lleva el segundo vaso con agua.

Visitante: Ay mijita, gracias, la verdad es que estaba seco, con estos calores que están haciendo.

Carmen lleva el tercer vaso con agua, y ya Anselmo descubre que su hija, está siguiendo su consejo, y la mira, tratando de decirle: Ya para¡ pero el sabe que ya no hay nada que hacer.

Visitante: Ay mijita, de verdad que ya estoy lleno, estoy que me reviento... Anselmo me prestas el baño por favor? 

Cuando sale el visitante del baño, Carmen le insiste que se tome el vaso con agua que le había llevado, (cómo me lo vas a rechazar, si el agua te hace bien) y el hombre por decencia accede, pero se toma la mitad.

10 minutos más tarde, vuelve Carmen y le lleva un cuarto vaso con agua al visitante.

Visitante: Ay mija, gracias de verdad -el hombre se tomó dos sorbos de agua -... Anselmo, seguimos hablando otro día.

Anselmo: Mija tu eres terrible, ese hombre se puede orinar en el camino...


40 años después, apliqué la misma táctica con un amigo de mi primo. Nos estábamos viendo un partido de la selección Colombia. Fueron dos vasos de agua enormes que se tomó, pero éste no se fue. Fue al baño, pero cuando estaba en el baño, la selección Colombia metió un gol, que se lo perdió en medio de la angustia de estar orinando, mientras que todo el mundo afuera gritaba el gol.


EL CUENTO DEL SAPITO

Mi mamá tuvo varios pretendientes, y en su época se acostumbraba a hacer visita.

Uno de esos pretendientes era bastante parecido a un sapito, y así le decían, incluso, el sabía que le decían así.

El hombre comenzó a visitar por las tardes, todos los días, y mi mamá ya había decidido esconderse y no salir a atenderle la visita, con la esperanza de que el hombre desistiera de su propósito.

Cierto día, llegó el joven de visita, y mi mamá quería salir, pero no sabía si el pretendiente estaba en la sala esperándola para hacerle una visita, así que le dijo a un sobrino (Anselmo José) que fuera a la sala y revisara si ahí estaba el señor sapito.

El joven Anselmo José fue a la sala, en la cual se encontraba, el abuelo Anselmo, el tío Raúl y varios de sus amigos, su papá Anselmo Antonio, y Sapito. Pero como el niño no entendía la diferencia entre sapito animal y sapito persona, porque no sabía que al pretendiente de su tía le decían sapito, pues comenzó a buscar en el suelo al sapito animal constantemente, y luego de un buen rato buscándolo, concluyó y le gritó a su tía, desde la sala: ¡Tía... aquí no hay ningún sapito¡

El tío Raúl y sus amigos se murieron de la risa, Anselmo Antonio trató de regañar a su hijo, y el Abuelo Anselmo, casi se muere de la vergüenza. Lo que si ocurrió, es que Sapito, dejó de visitar la casa.


JOSE, ANITA Y ESNEIDER

Anita fue mi primera niñera, y tenía dos hermanitos, que también vivieron con nosotros y fueron también mis niñeros.

En otra ocasión, mi mamá también se estaba haciendo negar para no atender una visita en su casa, de un primo, de mi papá, quién timbró en varias ocasiones en la casa, y mi mamá le dijo a la empleada que se llamaba Anita, que le dijera que mi papá se encontraba en la oficina. La empleada no le entendió y le decía al primo que mi papá estaba donde Josefina.

Primo: Y donde está Jorge?
Anita: Donde Josefina.
Primo: Y donde está Josefina?

Carmen: Anita, no es Josefina, dile que Jorge está en la oficina.

Anita: El señor Jorge está con Josefina.
Primo: Y quién es Josefina.

Carmen: Anita, que es OOO FIII CIII NAAA

Anita: Que el señor Jorge es JOO SEE FII NAA
Primo: ¿Cómo así que Jorge es Josefina?


A José que era el menor, mi mamá lo llenó de mucho temor, era un niño como de 4 o 5 años, cuando llegó a la casa. Mi mamá era muy nerviosa y la primera casa que nosotros tuvimos, tenía mucho monte al rededor, y cada vez que había un ruido raro, su instinto era salir corriendo y meterse debajo de la cama. Así se llevaba a José para debajo de la cama, y el niñito salía corriendo. Eso dice mi mamá que influyó mucho en José, porque todos los días llegaba del colegio correteado de otros compañeritos que lo seguían hasta la puerta de la casa a pegarle y el no se defendía sino que salía corriendo. Y les decía, les voy a echar a mi hermano Esneider, el si los casca... 

Mi mamá veía como José nombraba a Esneider como su protector, y en efecto era su hermano mayor, y pensó que era grande, pero cuando lo conoció era del mismo tamaño, parecías gemelos a pesar de que Esneider era el mayor, pero eso sí, con una valentía y una fuerza de corazón increíble, y como dijo su hermano, lo protegió y los niñitos que antes correteaban a José, el los hizo correr.

Mi mamá lo consentía bastante, lo peinaba, y le echaba masajes para según ella alisarle el pelo. En una ocasión le dejó un masaje con una pañoleta, y se la dejó puesta. Ya mi papá le había llamado la atención a mi mamá que le dejara de poner pañoletas al niño, y preciso, llegó mi papá al medio día, y salió José a abrirle la puerta emocionado y se olvidó que tenía puesta la pañoleta. Mi papá desde el carro le dijo, oiga joven qué trae usted puesto? El niño se miró su camisa, sus piernas y sus pies y dijo: Nada, doctor. Y mi papá le insistió: ¿Qué tienes puesto en la cabeza? El niño se tocó la cabeza y se acordó que tenía la pañoleta y con pena enseguida se la quitó.



MI MAMÁ CONTESTANDO EL TELÉFONO DE SU CASA.


Anselmo Antonio, uno de los hermanos de mi mamá llamó a la casa de mi abuela, en aquellos tiempos en que los teléfonos eran de rueda giratorios, y hacían que las personas se equivocaran al marcar, y le contestó mi mamá:

Mi mama: Buenas tardes, policía Nacional.

Mi tío: Excuse señorita, me equivoqué de teléfono.

Vuelve y llama

Mi mama: buenas tardes, Policía Nacional.

Mi tio: Excúseme señorita, deben estar las líneas cruzadas (A veces  ocurría en ese tiempo que se cruzaban las líneas, es decir, uno marcaba un número y salía para otro)

Vuelve y llama

Mi mama: Buenas tardes, Policía  Nacional.
Mi tío: señorita discúlpeme que pena, estoy tratando de llamar a mi mamá y me está saliendo la llamada para allá... ELVIRAAAA (llama a su esposa, que nada tiene que ver en el asunto), mira a ver que esta pasando con el teléfono, que estoy tratando de llamar a mi mamá y me sale la llamada para la policía Nacional.


NEGANDO A LAS NOVIAS DE MI TÍO ALVARO.

Otro hermano de mi mamá, mi tío Alvaro, estaba esperando la llamada de una novia. Antes solo había un teléfono en la casa, y todas las personas dependían de ello, así que la familia se ponía de acuerdo para que a unos los llamaran a una hora, y a otros a otra, incluso se encargaban entre sí que si a alguno lo llamaran, pues que le avisaran.

Así pues, que mi tío Alvaro esperaba una llamada importante de su novia, y contesta mi mamá.

Mi mamá atiende a la novia, habla con ella, pero le dice que su hermano Alvaro, que tenía enfrente esperando, no estaba. A mi tío Alvaro le decía que la llamada era para otro hermano, y se quedaba hablando un rato con la novia, y colgaba. La novia no le creía a mi mamá, esperaba 5 minutos y volvía a llamar, nuevamente contestaba mi mamá, y volvía a negar a mi tío Alvaro que tenía enfrente, y a este, le volvía a decir que era de otra persona. La novia esperaba 10 minutos y volvía a contestar mi mamá con el mismo resultado. Mi tío Alvaro se iba para la calle aburrido, llegaba a visitar a su novia y le reclamaba que se había quedado esperando su llamada, y ella le contestaba que si lo había llamado 3 veces, y que había hablado con la hermana Carmen, un buen rato, y que ella le decía que no estaba. Mi tío Alvaro le decía  pero ¿Cómo que no estaba si me tenía enfrente y me decía que estaban llamando a otra persona?

Mi tío Alvaro que tenía varias novias en su momento, hacía varias visitas, y también le decían que lo habían llamado varias veces, y que contestaba su hermana, y ella decía que no estaba, y que se quedaban hablando con ella.

Alvaro: ¿Carmen que me estuvieron llamando y que tú contestabas y le decías que yo no estaba?
Carmen: Tu estas loco, a ti no te ha llamado nadie.


EL POBRE KIKE

Enrique Del Valle, vecino de toda la vida de mis abuelos,  hablaba gopeado como buen cartagenero, por eso, no le decía a mi mamá Carmencita, sino Canmencita. Una gran persona en todo caso.

Estaba mi tío Raúl, un hermano de mi mamá estudiando en Bogotá, y mi mamá y mi tía Piedad querían hablar con él pero no había plata para llamarlo por Telecom. Fueron donde Kike Del Valle, el vecino de al lado, e hicieron la llamada. Sale Kike al mes siguiente:

Kike: Canmencita, tu hiciste una llamada a larga distancia?
Carmen: No Kike como se te ocurre.
Kike: Es que me llegó una cuentona de teléfono. Pero yo ya estoy sospechando de dos vergajos, si hubieses sido tu no hay problema, pero deja que los voy a coger.
Carmen: ¡No Kike, qué abuso¡
Kike: Gente inconsciente Canmencita, esos deben ser algunos de esos vergajos del dominó que estaban jugando conmigo el fin de semana y seguro hicieron una llamada de media hora a Bogotá. Pero el problema es ¿Quién habrá sido el vergajo?

Kike, siempre le regalaba a mi mamá, comida, dulces. Una vez estaba mi mamá con un hambre, y mi abuela dejó unos patacones viejos mal parqueados en un sartén, y estaban duros, pero mi mamá se los estaba comiendo con un gusto, y pasa Kike y ve a mi mamá comiendo y le dice:
Kike: ooo Carmenncita que estas comiendo
Carmen: ay Kike, unos patacones, quieres?
Kike: Uy que rico, gracias Canmencita Le da mi mamá los patacones viejos a Kike.

Al rato le dice Kike, Canmencita esos patacones muy ricos de sabor, pero casi me parten un diente


SAMUELITO

Franklin Samuel, es un sobrino de mi mamá, de los más queridos y de los que compartió mucho con nosotros, es hijo de mi tía Piedad, y les pasó muchas cosas.


Llega mi mamá a la casa de mi abuela a las 2 de la  tarde y se encuentra con su sobrino Franklin Samuel:
Franklin Samuel: Hola tía
Carmen: Hola Samuelito, ¡Anda, mira como esta la sal en la terraza¡

Franklin se queda mirando... Y dice tía donde esta la sal?
Le explica mi tía Piedad (su mamá), Franklin Samuel, no es la sal, es el sol, es que tu tía le cambia las vocales.
Franklin Samuel: Aaaaa.


Franklin es de muy buen apetito y a diferencia mía, comía de todo y le daba hambre muy puntual a la hora del almuerzo. Mi mamá no era puntual a la hora del almorzar y comenzaba a cocinar a las 12, así que dependiendo del tipo del almuerzo, se podía estar almorzando a la 1 o a las 2, para Franklin esto era una tortura, se sentaba a las 12 en una silla en la cocina, porque tenía hambre, y le preguntaba a mi mamá: Tía yaaa? el no veía movimiento de cocina y se preocupaba más... Tía yaaa? y a esa hora, apenas mi mamá iba a comenzar a cocinar. Franklin Samuel sufría la hora o la hora y media que mi mamá cocinaba en la silla. 

Esa tortura de hambre también la sufrieron otras personas. En una ocasión mi mamá invitó a almorzar a Luis José, un tío de mi papá, el cuál también era muy puntual para el almuerzo. Eran las tres de la tarde, mi mamá estaba cocinando un sancocho, y eran las tres de la tarde y todavía no estaba la comida para servir. Este señor no aguantó más y se fue.

Otra que sufría mucho fue mi abuela Toña, que se quedaba en la casa los fines de semana con nosotros. Mi abuela hacía una siesta a las 11, se levantaba a las 12, y mi mamá le decía que iba a comenzar a cocinar. Mi abuela se volvía a dormir, se levantaba a la 1,  y mi mamá aún esta cocinando. Luego se levantaba a las dos y mi abuela ya desubicada con su horario le preguntaba a mi mamá, Carmen, ya yo almorcé?




CARMEN Y EL FUTBOL

Iba a jugar la selección, y mi mamá decía: A mi me encanta como juega la pabita, el pase preciso.

La gente quedaba fuera de foco y preguntaba: ¿y quien es la pabita?
Había que explicarles que era el Pibe Valderrama.



Estaban mis tíos y mi abuelo viendo un partido de la selección Colombia, y de repente.... Se iba la luz.
Hp, hp, hp. Se fue la luz.

Al rato, salían del cuarto y se daban cuenta que había luz en las otras casas
Era mi mamá que había bajado los tacos de la energía y se estaba riendo en la concina.

Si se fue la luz eléctrica, pero mis tíos siempre sospechaban que era mi mamá y en el fondo guardaban la esperanza de que fuera ella y no un apagón, para seguir viéndose el partido.


LOS RULOS DEL ABUELO ANSELMO.

En un medio día, mi abuelo le dijo a mi mamá, que lo sobara mientras hacía una siesta.
Mi abuelo se durmió, y mi mamá comenzó a peinarlo, y le puso unos rulos en la cabeza, bien apretados.

De pronto llega mi abuela Antonia, Anselmo te buscan...

Era un cliente que había citado mi abuelo en la casa a las 2 de la tarde.

Sale mi abuelo a lavarse la cara y se ve los rulos puestos en el espejo, y trata de quitárselos y no puede, porque mi mamá se los había enrollado bastante fuerte.

Y mientras tanto, el cliente esperando en la sala...

Mi abuelo afanado llama a mi abuela para que lo ayude: Antonia ven... Quitarme estos chismes...

Mi abuela se lo queda viendo y se echa a reír, y cómo te pusiste esos rulos.

Anselmo: Fue Carmen que me los puso, y yo me quedé dormido.

Mi abuela ayuda a mi abuelo a quitarse los rulos, le jala los pelos, le arranca otros, en medio de un forcejeo en el baño, y cuando ya logra quitarle todos los rulos, le dice: Anselmo tu tienes a esa pela hecha da a perder, eres un bobo con ella.


LAS FIESTAS CON CARMEN.

Mi tía piedad y mi mamá iban a una fiesta, con permiso hasta la 1.

Piedad: Carmen vamos que nos van a regañar, ya son las 12:30
Carmen: Otro ratico... Piedad.
Piedad: Carmen vamos que nos van a regañar, ya son las 12:50
Carmen: Otro ratico que está la fiesta sabrosa.
Piedad: Carmen ya nos van a regañar, ya es la 1:10
Carmen: Bueno, Piedad si ya nos van a regañar, para que nos vamos.


En una fiesta de mis tíos con conjunto vallenato incluido, uno de los invitados de mi tío era Gonzalo Noguera. El hombre se emborrachó y se quitó los zapatos. Mi mamá los cogió y se los escondió. El hombre se fue en medias para su casa, pues no los encontró por ninguna parte. Al día siguiente en la fiesta, el hombre fue apenado a la casa de mis abuelos a preguntar por sus zapatos, mi tío Manuel fue el encargado de atenderlo.

Gonzalo: Mañe, que pena contigo, ayer en la fiesta se me extraviaron los zapatos y no los pude encontrar, llegué a mi casa y me dieron una cantaleta, de que había votado los zapatos de la pea que tenía... mejor dicho que regaño tan grande por llegar en medias a mi casa.

Manuel: Hombre Gonza... déjame ver y hablo con mi mamá a ver si encontró los zapatos.

Mi tío Manuel habló con mi abuela, y no había noticia de los zapatos.

Manuel: Hombre Gonza... dice mi mamá que no los ha visto, pero que los seguirá buscando, vente mañana a ver si aparecen.

Gonzalo fue al día siguiente, y también al día siguiente, por sus zapatos, y nada que aparecían.

Mi tío Manuel  refirió el cuento en el almuerzo a todos en la familia. Y dijo, ya Gonzalo ha venido 2 veces, que está buscando sus zapatos que al parecer los dejó el día de la fiesta.

Mi abuela dijo: ajó y quién va a tener esos zapatos y yo ya hice aseo, y yo no encontré ningún zapato extraño.

Mi tío Raúl que conocía bien a mi mamá y quien ya estaba riéndose mucho, le preguntó: Carmen, tu tienes los zapatos de Gonzalo?

Mi mamá respondió: Yo se los escondí, porque se emborrachó y se quito los zapatos. Para que no lo vuelva a hacer en casa ajena.

Mi abuelo: Bien hecho hija... pero se los devuelves en dos días para que sea serio.


ESA MUJER SI ES BRAVA

En el tiempo en que se prohibió parquear en el centro de Santa Marta y que pasaba una grúa llevándose los carros, mi mamá seguía parqueando el carro en frente de la casa de mi abuela, donde se había prohibido parquear, y estando sentada en la casa de mi abuela, pues cuando llegaba la grúa, se montaba al carro y daba una vuelta y se volvía a parquear o si seguía la grúa molestando, pues se iba para su casa.

En cierta ocasión, mi mamá dejó el carro parqueado en la misma cuadra de mi abuela, pero en frente de un local donde se vendían electrodomésticos, y que era de un señor de apellido Deibi, hijo de un futbolista argentino que jugó en el Unión Magdalena y que tuvo una pizzería en Bavaria. Mi mamá le encargó al suegro de Deibe, que ella conocía, que si veía la grúa le avisara para llevarse el carro. La grúa pasó y se llevó el carro de mi mamá, y el señor se le olvidó avisarle. Mi mamá le dio insultó a ese señor tanto, que después de 20 años des suceso, yo que había estudiado con la nieta de ese señor, y que me invitó a su matrimonio, me encontré con ese señor después de muchos años, le dije mis apellidos, Abello Gual, y el me dijo, los Gual, claro yo los conozco, pero es especial una de las Gual, qué señora esa tan brava, esa señora es candela... una vez me metió una insultada, que ni le digo...    Yo le dije: Esa es mi mamá.


CARMEN Y EL SOL

Una de las cosas que descomponía a mi mamá era el sol. Para ella asolearse era lo peor del mundo, le molestaba quedar bronceada, se sentía morena, y eso para ella desde el punto de vista estético la molestaba. Por eso, siempre usó paraguas para el sol, y era prácticamente un artículo distintivo de ella, pues lo que no quería era verse morena.

En una ocasión mi hermana, se llevó a mi mamá para una grabación de una novela que hicieron en Santa Marta, y que necesitaban extras. La grabación comenzó a las 12 y terminó como a las 5, y para terminar de acabar se le quedó el paraguas. Mi mamá se ha asoleado y se bronceó bastante, estaba cabrera, se quejó por lo menos 2 semanas hasta que se le pasó la bronceada. Mi papá y yo nos reíamos, a mi hermana que era a la que culpaba, no le era tan gracioso. Pero mi papá y yo, muy a pesar de lo que ella decía, que se veía fea, hinchada e inflamada, si concluíamos que se veía más bonita bronceada, pero eso sí, preferíamos que se le pasara ese mal genio rápido.

En una ocasión también, tuvimos que hacer unas diligencias en el centro de Santa Marta a las 11 de la mañana, y me he llevado a mi mamá para hacer las vueltas. Parqueamos en el parqueadero de la Olímpica al lado de Cajamag, y teníamos que ir al centro de Santa Marta a varias cosas. El calor y el sol estaban en su máximo esplendor. Era la 1 de la tarde terminamos las vueltas, y mi mamá estaba que me mataba. Era precisamente de las 11 a las 2 de la tarde que ella evitaba salir para no asolearse, ni sudarse.


TIROTEO EN EL CEMENTERIO DE SANTA MARTA.

En una ocasión, mis papás fueron a dar un pésame porque se había muerto el papá de un amigo de mi mamá.

No lograron ir a la funeraria, y terminaron yendo al entierro en el cementerio. 

Mi papá se quedó conmigo en la entrada en el cementerio, me tenía cargado, y mi mamá entró al cementerio a saludar a sus amigos.

De pronto dos carros llegan al cementerio, uno persiguiendo a otro en medio de un tiroteo. Era un vehículo que se estrelló en un poste al lado de la entrada, a unos 3 metros de donde estábamos mi papá y yo. Y una camioneta con plafón que llevaba en el plafón a un hombre con una ametralladora disparando. Cuando mi padre escuchó el tiroteo se metió en la entrada del cementerio, y llevándome cargado, se escondió detrás de una columna, lo mismo hicieron todas las personas que estaban al rededor. En Santa Marta la guerra de los Cárdenas y los Valdeblanquez, había acostumbrado a los samarios a salir corriendo y esconderse para evitar una bala perdida.

Mientras que yo estaba con mi papá en la columna, y viendo como el tipo que estaba en el plafón de la camioneta acribillaba al tipo que se había estrellado en el poste, alcancé a escuchar el grito: ¡CORRAN QUE ESTO ES UN TIROTEO¡

La situación era un caos, porque en efecto habían el tipo de la ametralladora venía disparando en contra del carro de la víctima desde muchas cuadras, y luego de que chocó el vehículo con el poste, siguió disparando, así que se escucharon muchas ráfagas.

La gente corría de un lado a otro en el cementerio, se ocultaba detrás de las bóvedas de los muertos, muchos se metieron en bóvedas y las abrieron. Y otros como mi mamá, se volaron las rejas y las paredes del cementerio para escapar a la calle, pues la gente pensó que el tiroteo se iba a meter en el cementerio.

Luego de que se acabó el tiroteo, mi papá, salió corriendo al interior del cementerio buscando a mi mamá. Nosotros habíamos visto cómo el asesino remató a la víctima (Monche Barros) y se había ido huyendo en la misma camioneta como llegó. 

Buscamos a mi mamá por todo el cementerio, le preguntamos a varios conocidos, y nos dijeron que sí la habían visto, pero que no sabía donde estaba. Mi papá se cansó de buscarla en el cementerio y decidió ir a la casa de mis abuelos, esperando que hubiera podido llegar allá, que quedaba más o menos a cinco cuadras, en ese tiempo no existían los celulares, así que no había una forma inmediata de ubicar a una persona.

En efecto, mi mamá estaba sentada en la terraza en la casa de mis abuelos, en un mecedor. Se había volado la paredilla del cementerio con tacones, con vestido, con la ayuda de un amigo Gabrielito, salieron corriendo por la calle, y llegaron a la casa de mis abuelos. Todo ello en un ataques de nervios, donde mi mamá fue la que gritó, la que hizo que todo el mundo saliera corriendo, y que hizo a varias personas, entre ellas a su amigo Gabrielito, a saltarse una paredilla de más de 2 metros de alto.


CLARO Y LA PASTILLITA CURATIVA.

Estábamos de vacaciones en Panamá, nos habíamos quedado en el apartamento de mi tía Piedad. Mi tía piedad tenía un cuñado de nombre Claro, que llegó a visitar al medio día, y se puso a hablar con mi mamá. Y le dijo que se sentía como mal, como inflamado, y mi mamá, le dijo, mira yo si te veo como inflamado, es como si estuvieras reteniendo líquidos, yo tengo una pastillita muy buena, que te puede servir y te puede aliviar ese malestar. Fue al cuarto, sacó la pastilla y se la dio Claro, sin advertirle cuales eran los efectos de dicha pastilla.

En la noche, en la casa de mi tía Piedad se organizó un juego de cartas, estaban jugando mi tío Franklin, mi mamá, Claro y otro hermano de mi tío Franklin. La partida de cartas se suspendía y se suspendía en  todo momento, porque Claro tenía que ir al baño. En la mesa de juegos se decía, ¿a quién le toca? A Claro, ¿y donde está? en el baño. Hasta que mi tío Franklin le preguntó: Claro ¿Qué te pasa? así no podemos avanzar en el juego, cada vez que te toca jugar, estás en el baño, no le prestas atención ni al juego.  Claro respondió: Joda Hermano, qué pena con ustedes, pero no sé que me ha dado, y me la he pasado todo el día en una meadera, que voy cada quince minutos al baño, y son chorros y chorros, y a pesar de que orino bastante, a los quince minutos me vuelven a dar unas ganas, que no las puedo ni aguantar porque me meo... ya yo estoy preocupado... yo creo que mañana me va a tocar ir al médico. 

Mi mamá que lo escuchó, estalló en risa, pero no fue capaz de decirle que la pastillita que le había dado al medio día era un fuerte diurético, que era lo que lo mantenía con esas ganas de orinar incontenibles, así que le dijo a mi tía piedad, para que mi tío Franklin su esposo, le dijera a Claro, su hermano, que la pastillita curativa era un diurético, y que no tenía que preocuparse, porque sus efectos no duraban más allá de un día.

Claro, descansó porque en verdad pensaba que se había enfermado, no se molestó y todo el mundo se rió del tema, y el a los dos días pidió otra pastilla, porque le había ayudado bastante según él con la retención de líquidos.


CARMEN LA MAESTRA DE LAS DESCOMPOSICIONES.

Mi mamá se disfrutaba a los sobrinos, y a los niños en general, y una de las cosas que le gustaba era ponerlos a cantar.

Y armó un coro con todos sus sobrinos mayores: Anselmo José, Mónica, Lina, Claudia, Raúl Eduardo y Carlos Enrique, y los puso a cantar una canción, que la descompuso para mi, y decía:

"Bebé, Bebé, Bebé. 
Por otro bebé me dejó.
Que cruel es el destino
Y duro el camino
Pero yo le sigo cantando al bebé."

La canción fue aprendida muy bien por todos sus sobrinos, y cuando llegó mi abuelo del trabajo, estaban todos listos para sorprenderlo con semejante descomposición. Y cuando abrió la puerta de la casa, encontró a sus seis nietos cantando a pulmón herido dicha canción.

Anselmo (Abuelo): Mija... yo esa canción la conozco, y tú le cambiaste totalmente la letra. Esos pobres pelaos están orgullosos de cantar semejante desastre músical... me duelen los oídos.

Carmen: Ven y les digo que te la canten otra vez, que con la práctica ellos van mejorando.

Anselmo: Nooooo



Mis abuelos tuvieron unos vecinos, eran de apellido Zorro Aycardi, la esposa era prima de mi papá, y mi mamá los conocía como vecinos. 

Uno de los hijos de eso vecinos, se acercaba mucho a mi mamá, ella estaba soltera y el niñito jugaba en la terraza, y jugaba con mi mamá. En uno de esos juegos, mi mamá le enseñó un trabalenguas: Zorro, zorrito, zorrazo, aquel me hizo pedacitos y tu me hiciste pedazos. Y el niñito se la aprendió muy bien.

Cuando llega el papá del trabajo como a las 5 de la tarde, pasa y saluda a mi mamá, y agarra al nene de la mano, y le dice el niñito, papá me acabo de aprender un trabalenguas. Y el papá le dice, que bien hijo y cómo es? y comienza el niñito: "Zorro, zorrito, zorrazo, aquel me hizo pedacitos y tu me hiciste pedazos." y el papá llega y muerto de la pena, sin saber que quién se lo había enseñado era mi mamá, le dijo: "Ve que pelao pendejo Nojoda, qué zorrito, ni que zorrazo, no ves que el apellido de nosotros es Zorro. Mejor cállese y vámonos para la casa. Este pelao si  es bobo, la hace a uno pasar es pena."


CARMEN Y LOS APODOS

Mi mamá le encantaba ponerle apodos a la gente, sobre todo a la gente que más quería, la más cercana, y era su firma:

Hermanos:

Manuel: Compae Manola.
Anselmo: No tenía como tal un apodo pues le decía Chemo como los demás, pero lo asociaba como "El espíritu de contradicción"
Berta: Santa
Raúl: Tabaquito.
Alvaro: La cachaca.
Piedad: No tenía apodo.


Sobrinos:
Karina: Telecarranza.
Luchy: La changa.
Milena: Malano.
Carlos Enrique: Carlota.
Rosana: Rosa vieja.
Margarita Rosa: Rosa nueva.
Claudia: La Tollita.
Lina: Lanao
Mangie: Manyó
Franklin Samuel: Samuelito

Primos:
Javier: Zabita.
Enrique: Enriqueta.
Agustín: Tin.

Cuñados:
Franklin: Francisco
Mercedes: Marchan


CARMEN Y LA QUERELLA DE POLICÍA.

Mi mamá era una fiera cuando nos protegía a mi papá, a mi hermana y a mi, y era bien brava. En una ocasión estaba yo en Bogotá, y me llama mi mamá por la noche.

Carmen: Jorge Arturo, ¿Qué es una querella?
Jorge Arturo: Mami es una denuncia que se coloca ante la policía y busca que a otra persona le pongan una caución. Sobre todo por agresiones menores.
Carmen: Ah... Es que me pusieron una querella.
Jorge Arturo: ¿Y por qué te pusieron una querella?
Carmen: Es que una niñita se ha puesto a decir una cantidad de barbaridades sobre mi hermana en el Colegio, y yo me la encontré en la calle, con la mamá, y la voy encarando, y le dije un poco de cosas, y la niñita me iba a alzar la voz, y yo le pegué su pescozón en frente de la mamá. Y ahora me están citando a una estación de policía por una querella que puso la mamá.
Jorge Arturo: Y de esto por qué no me habían dicho nada? Bueno te toca ir a la cita, no tienes que decir mucha cosa, te colocan una caución para que no te vuelvas a acercar a la niña, ni le vuelvas a pegar y listo. Debes decir, que estabas defendiendo a tu hija por un poco de calumnias que estaba diciendo la niñita en el Colegio, pero la caución es justificada y el compromiso es que no lo vuelvas a hacer.

La niña no volvió a meterse con mi hermana, afortunadamente.

miércoles, 21 de julio de 2021

UN MENSAJE PARA MI HIJO Y MI AMADA

 Mi vida, mi reina, mi esposa, en todos los días. No me alcanzan las palabras para describir la felicidad que me da tenerte a mi lado. Fuerte, valiente, inteligente y hermosa, toda una joya de mujer, que devuelve al doble el amor que se le da. Temida e incomprendida a veces, tengo la dicha de tener tu corazón como mi mayor tesoro y tu amor como el mejor premio, en todos los días. Has sido mi mejor elección y mi salvación, por el hogar que me has dado, y la felicidad y tranquilidad que hoy siento.

A mi hijo José Ignacio, le esperarán muchas aventuras y enseñanzas, tiene un hermoso ser humano de madre, que con valentía y tenacidad lo ha cuidado de todos los riesgos, con amor y dedicación, y así seguirá, cuidándote con  esa tenacidad y amor, del cual vivo enamorado y que tanto admiro de mi esposa.

José Ignacio hijo mío, te estoy esperando con los brazos abiertos, y aquí estaré, dando lo mejor de mí, con toda mi fuerza y mi corazón.


De este imprudente que los ama…

jueves, 15 de julio de 2021

CAPITULO VII. EL JUICIO EN TENERIFE.

 

CAPITULO VII. EL JUICIO EN TENERIFE.

 

José Joaquín: ¿Y ahora? ¿Qué clase de recibimiento es este? Yo que vengo a ayudar y me dicen que soy el causante de todo esto. A ver, que yo a tu madre no la veo hace más de dieciséis años que no se de ella. ¿Qué pude yo haber hecho hace dieciséis años que sea yo el culpable de todo esto?

La niña contestó: Pues yo no lo sé, lo único que dijo mi madre, era que usted era el único que podía resolver todo lío.

José Joaquín: Pero vaya a saber yo que habrá pasado, y pues, yo vine fue a ayudarla, que me he venido en un viaje en barco desde Cádiz, y la verdad niña, es que no tengo ni idea de cómo puedo yo ayudar a tu madre.

La niña contestó: Menudo salvador, que ha venido, y no sabe qué hacer.

José Joaquín: Pero hombre, que yo como que nací en Sodoma y Gomorra, niña que no tengo ni una pista de por qué tu madre me ha llamado hasta aquí. Tu sabes donde está? Para verla y preguntarle.

La niña contestó: Se la llevaron hace dos semanas y está encarcelada, no me han dejado verla.

José Joaquín: Lo siento mucho de verdad, y siento mucho por todo lo que estás pasando, y espero encontrar la manera de ayudarla. Sabes si tiene algún abogado que la esté ayudando?

La niña contestó: A ver señor, a mi madre se la llevaron los de la inquisición, la acusaron de haber realizado una herejía, que supuestamente fue que embrujó a su tío, y que al parecer tuvo una hija con él, ósea yo. No tengo más información, no me dejan ver a mi madre, y lo último que ella me dijo, es que lo buscara a usted que, según ella, la podía ayudar.

José Joaquín: Ahora sí…

La niña: Ya sabe que hacer?

José Joaquín: No ahora sí que estoy totalmente perdido, qué tiene que ver esa acusación conmigo? Si tu madre se ha ligado con su tío, pues no se qué tengo que ver yo con ese embrollo.

La niña: Pues mi madre no se ha ligado con su tío. Pablo era hermano de mi abuelo, retornó a Tenerife antes de que yo naciera, y ayudó a mi madre y a mi abuelo con la panadería. Luego mi abuelo murió y Pablo, se quedó ayudándonos y cuidándonos. Era como un padre para mí.

José Joaquín: Pues ya vez…

La niña: Pues yo lo llamaba Pa, pero no era mi padre, y mi madre siempre lo trato como un tío… todos son chismes de algunos vecinos que por años han estado rumorando que mi mamá y mi tío vivían en pecado.

José Joaquín: ¿Y bueno y dónde está ese tal Pablo?

La niña: Murió hace tres meses, y no pudo declarar ante la Inquisición, y muchos envidiosos que buscan quedarse con la panadería, aprovecharon y acusaron a mi madre de hechicería, de haberlo seducido, de que yo soy hija de Pablo, y de que mi madre lo mató para que no dijera la verdad.

José Joaquín: Válgame Dios, pero que fuerte es todo esto. Si estáis rodeada de enemigos, cómo es que has podido mantener este negocio tu sola.

La niña: Pues señor, nací en esta panadería, mi abuelo y mi madre me enseñaron todo, y hago todo lo que está a mi alcance, además, gracias a Dios cuento con dos empleados que están conmigo desde que nací, que son Sonia y su hijo Lázaro, que me han ayudado en todo.

José Joaquín: Y a todas éstas… y tu padre?

La niña: Pues mi madre se casó con mi padre, que se llama Fernando, pero él nos abandono y se fue para las indias, ha venido a visitarme un par de veces, pero no me presta atención, y mi madre tampoco lo quiere mucho, y hace 4 años que no lo veo, mi madre sabía que para esto, no podía contar con él, pues no sabemos ni donde está, o si sigue vivo.

José Joaquín: Qué barbaridad, Por cierto niña, cómo es tu nombre?

La niña: Mi nombre es Victoria.

José Joaquín: Bueno Victoria, déjame ver qué puedo hacer, a ver cómo ayudamos a tu madre.

 

 

José Antonio: Qué pasó tío?

José Joaquín: Pues hombre, menudo rollo, esa niña que vez ahí, se llama Victoria, es hija de María. Y a María, la están acusando de haber hechizado a su tío, de haberlo seducido, y fuera de todo de haberlo matado. Ah… y por si fuera poco, dicen que Victoria es hija del tío de María.

José Antonio: ¿Y tú qué velas tienes en este entierro?

José Joaquín: Pues no sé, pero si logramos llegar aquí después de un ataque pirata, a los que vencimos con una catapulta y barriles llenos de mierda, pues definitivamente, el destino me está trayendo para algo, pero tengo que saber qué es. Necesito hablar con María a ver cómo puedo yo ayudarla.

 

 ************

José Joaquín habló con el abogado de María, fue a las cárceles de la inquisición, pero no pudo hablar con María. Y el abogado no dio más información que la que le dio Victoria.

 

**************

Mientras tanto, en la panadería, José Antonio y Manolo esperaban, a que regresara José Joaquín.

José Antonio: Menudo lío en que se ha metido mi tío… la verdad es que lo veo grave.

Victoria: Pues hombre, si como dijo mi madre, tu tío es la salvación, pues ya yo veo todo perdido.

José Antonio: Pero que niña tan pesimista… te pareces a mi tío… ¿pues sabes qué? De peores cosas hemos salido, y te aseguro, que algo se nos va a ocurrir para salvar a tu madre.

Victoria: Pero es que tu tío salió a hablar con mi madre, y a ella, en estos momentos no la dejan hablar con nadie, sino yo estuviera hablando con ella. Por eso te digo que esa no es una solución.

En esos momentos, llegó un gitano con una guitarra, y José Antonio se la pidió prestada, y comenzó a tocar una melodía gitana, haciendo que todos en la panadería y en los alrededores, le prestaran atención, pero en eso lo interrumpió Victoria.

Victoria: Pero ¿Qué carajos haces? Cómo vas a tocar esa música… Si fuera de que ya estamos jodidos con el tema de mi madre, tu vas a tocar una música gitana… aquí en Tenerife… vas a hacer que nos ahorquen.

José Antonio: Pero que aguafiestas, ya se estaba alegrando la gente mujer… de verdad que te pareces a mi tío, eres igual de amargada.

Victoria: ¿Es que no te das cuenta? Aquí no se puede hablar de gitanos... se puede comenzar una pelea… y de verdad, no tengo cabeza para más líos… suelta ya esa guitarra por la Virgen de la Macarena.

José Antonio: Bueno, ya está bien… pero dime qué haces para divertirte entonces amargada.

Victoria: Deja de decirme amargada, o te pongo el plato en la cabeza…

Manolo: Uyyy….

José Antonio: Me siento como si hablara con mi tío, todo es NO, NO, NO… Pero que negatividad… estás muy joven para eso…

En estos momentos llegó José Joaquín.

 

José Antonio: Hombre tío¡ Ya era hora¡ Pudiste hablar con María?

José Joaquín: No, fue imposible… pero hablé con el abogado…

José Antonio: ¿Y qué te dijo?

José Joaquín: Nada nuevo, la verdad no sé qué hacer para ayudarla…

Victoria: Menudo héroe que recorre tanto en barco y cuando llega a la puerta no sabe ni qué hacer…

José Joaquín: Niña… por favor… que no estoy para sermones.

José Antonio: Pero si vaya que es buena para los sermones… es que es experta… solo le ganas tú…

Victoria: Mira pedazo de arrogante, que te voy a callar la boca con esta cuchara.

 

Tuvo que intervenir Manolo y José Joaquín, para que Victoria no le pegara a José Antonio con una cuchara de palo.

 

José Joaquín: Ya niña… por Dios¡ ahora sí que estoy condenado… Calmando a esta fierecilla, aguantándome al insoportable de mi sobrino, y María en la cárcel… ¿Podeis darme por lo menos un poco de tranquilidad para pensar? Parecen dos chavales peleando…

Victoria: El comenzó… es que no termina de crecer…

José Joaquín: Shhhhhhh

 

Se calmaron todos y se sentaron en silencio.

 

En ese momento, José Antonio vio cómo José Joaquín y Victoria se habían sentado de una forma muy similar, y eso que una loca idea se le metiera en la cabeza… Comenzó a reparar a su tío y Victoria, y comenzó a encontrar rasgos similares, y encontró que coincidían un lunar que su tío tenía cerca de su ceja derecha, con uno que también tenía Victoria. Vio que sus narices eran muy parecidas y su barbilla también, y entonces le preguntó:

José Antonio: Tío, ¿en qué año te fuiste de Tenerife?

José Joaquín: Ya, te dije, hace más de 16 años…

José Antonio: Victoria… ¿cuántos años tienes?

Victoria: … Y a ti qué te importa?

José Antonio: A ver Victoria… coopera… es por el bien de tu madre…

Victoria: 16 años, y eso ¿qué tiene que ver con mi madre?

José Joaquín: ¿Y ahora qué barbaridad se te ha ocurrido?

José Antonio: Pero es que no se dan cuenta… Miren como están sentados… se sientan en la misma posición…

Victoria: A ver pelmaso, y eso que tiene que ver…

 

José Antonio, toma a José Joaquín del brazo, y se lo lleva a parte de la reunión para decirle algo...

 

José Joaquín: Pero qué carajos haces José Antonio, ¿qué es lo que te está pasando?

Victoria les grita desde donde estaba sentada: ¿Pero que le pasa a ese cabron?

José Antonio: Pero tío… a ver… ¿no hay la posibilidad de que Victoria sea tu hija?

José Joaquín: Pero qué estás diciendo José Antonio… Si el padre de esa chiquilla está en las Américas… Si ella misma me lo ha dicho…

José Antonio: Pero tío… tiene la misma edad del tiempo en que tú te fuiste de Tenerife… se sienta igual que tú… y cuando discuto con ella… es como si lo hiciera contigo…

José Joaquín: Pero José Antonio… ¿Qué estás diciendo? Cómo voy a ser el padre de esa chiquilla, si el padre es otro… y se encuentra en América…

José Antonio: Pero tío… mira bien, tienen la misma nariz, tienen el mismo lunar al lado de la ceja, y tal vez, hasta compartan otro quién sabe en donde…

José Joaquín, miró a su sobrino… luego miró a Victoria y la reparó…

José Joaquín: Pero José Antonio por favor… Si María es blanca como la leche, y yo también…, ¿de donde saldría esta niña tan trigueña?

José Antonio: Tío, si hay dos de tus hermanos que son trigueños, por qué no va a ser esta niña trigueña…

José Joaquín volvió a reparar a Victoria…

José Joaquín: Esto no puede ser, es imposible… María nunca me lo dijo… ni me escribió para decirme… eso no puede ser… Además esa chiquilla me contó la historia de su padre… No es posible…

José Antonio: Bueno tío, vamos a preguntar la fecha de su cumpleaños y de ahí podemos saber…

José Joaquín: A ver chiquilla…

Victoria se acerca a los dos hombres que están hablando entre secretos, con bastante desconfianza.

Victoria: No me llames así…

José Joaquín: Esta bien, esta bien… por favor Victoria… dime cuando es la fecha de tu cumpleaños.

Victoria: El 25 de Noviembre, ¿por qué?

José Joaquín, comenzó a hacer cuentas…

José Joaquín: Pues las cuentas no me dan, la Armada española me trasladó más o menos en Enero, y ella debió haber nacido en Octubre.

José Antonio: ¿Tío estás seguro?

José Joaquín: Si eso se puede confirmar en el cuartel, si es que todavía se guardan los registros… bueno y también hay otra manera… si es que todavía existe… hay una piedra en el campo en donde María y yo escribimos nuestros nombres con la fecha… y yo me fui… un mes después… eso sí lo recuerdo muy bien…

José Antonio: Qué romántico… jajajaja

José Joaquín: Ya vas a empezar…

Victoria: Bueno… ya está bueno de tanto secreto… se puede saber qué es lo que les está pasando en su cabeza…

José Antonio: Que tu puedes ser hija de mi tío…

Victoria: Imposible…

José Joaquín: Eso mismo le estaba diciendo yo.

Victoria: Mi madre conoció a mi padre, tres meses después de que te fuiste, se casaron y luego quedó embarazada.

José Antonio: Pero no se dan cuenta que son igualitos, hasta tienen el mismo lunar al lado de la ceja…

José Joaquín: Que ya deja el tema José Antonio… que no es que es imposible…

Victoria: Que estás loco tío… que cómo voy a ser hija de este hombre… eso es imposible.

José Antonio: A ver… existe otro lunar… en algún otro lado…

Victoria y José Joaquín se quedaron viendo el uno al otro con el ceño fruncido y ambos dijeron al tiempo: Imposible…

José Antonio: No lo ven… son igualitos…

Y ambos respondieron: ¡ESTAS LOCO¡

José Antonio: ¿Hay otro lunar?

José Joaquín: Pues yo tengo uno en la nalga… mira…

Victoria: Ah no… ni se les ocurra que ustedes van a verme…

José Antonio: No, mujer… al menos míralo y dinos si tu tienes uno en el mismo lugar…

Victoria: No me interesa…

Se fue

José Joaquín: Te has dado cuenta de cómo complicas las cosas…

 

Todos volvieron a las mesas de la panadería en silencio, y mientras que José Antonio le contaba sus sospechas a Manolo, José Joaquín, dijo:

José Joaquín: Mira chiquilla…

Victoria: Que no me digas así…

José Joaquín: Bueno… está bien… Victoria… No creo que yo sea tu padre, como lo dice José Antonio… pero creo que esto lo que estaba pensando,… puede ayudar a tu mamá, mañana en el juicio. Que tal si decimos, que yo sí soy tu padre…

Victoria: ¿Y eso en qué beneficia a mi madre?

José Joaquín: Pues primero… ya no serías hija del tío de tu madre… segundo, tu padre quedaría como un mártir… pues al enterarse que no eras hija suya decidió abandonarlas… eso sí yo quedaría como un bastardo… pero de seguro eso ayudaría a tu madre…

Victoria: Pues por mí, está bien, si logramos salvar a mi madre. (y comenzó a llorar de felicidad).

José Antonio: ¿Pero tío estás loco? Si no nos cree la Inquisición… te pueden matar… es fue una idea descabellada que se me ocurrió…

José Joaquín: Ni tan descabellada José Antonio… La verdad, yo no podría negarla… pero como te dije cuando te conté la historia de María… Se hacen locuras por amor.

Victoria abrazó a José Joaquín muy fuerte y lloró en su pecho…

Victoria: Gracias… Nadia había hecho algo así por nosotras…

José Joaquín: Bueno… Ahora… necesitamos probarlo, yo voy al cuartel para ver si encuentro los registros de mi traslado de Tenerife a Cádiz, y ustedes por favor… busquen la piedra en el campo, a ver si aún existe. Si no me acuerdo mal, quedaba abajo del árbol de ciruelas en la finca de ovejas de un señor llamado Ricardo Gamez.

Victoria: Yo sé donde queda… mi madre siempre hablaba de ese sitio y me llevó en varias ocasiones… pero yo no sabía de la historia.

José Joaquín: Bueno, José Antonio y Victoria van a buscar la piedra, y Manolo y yo buscaremos los registros militares para darle más crédito a la historia. Luego de eso, iremos a hablar nuevamente con el abogado para preparar la audiencia de mañana.

 

***********

 

Al día siguiente, en el juicio de la Inquisición.

Estaban María, Victoria, los vecinos, José Joaquín, José Antonio y Manolo, todos listos para esta batalla legal y religiosa.

 

Se inicia el juicio en contra de María Concepción Acevedo González, por hechicería y herejía… Puede la defensa llamar a sus testigos…

Defensor: Su eminencia… me permito llamar como testigo al señor José Joaquín Calderon, quién ha venido desde Cádiz, a declarar en este juicio…

Inquisidor: Muy bien, que se presente el señor José Joaquín Calderón a este Santo Tribunal.

Se presentó José Joaquín… hizo una venía, saludó a María por primera vez después de más de 16 años, le guiñó el ojo, y se sentó en el lugar asignado para rendir su testimonio.

Inquisidor: ¿Jura decir la verdad y nada más que la verdad?

José Joaquín: Sí, lo juro.

Abogado defensor: Señor, puede decirnos su nombre y a qué se dedica.

José Joaquín: Soy José Joaquín Calderon, fui capitán de la marina, hoy retirado, vivo en Cádiz, y tengo una empresa de carpintería en esa ciudad.

Abogado defensor: Puede decirnos ¿por qué ha venido a este tribunal?

José Joaquín: Pues recibí una carta en la que me citan como testigo… en el Juicio de María Concepción Acevedo.

Abogado defensor: Puede decirnos ¿cómo es que usted conoce a la señora María Concepción Acevedo?

José Joaquín: Por su puesto… hace 17 años, fui marino en la Gran Armada del Rey, y me enviaron de Cádiz a reforzar Tenerife, porque según inteligencia militar y fuertes rumores en Tenerife, la armada inglesa estaba muy cerca y quería invadir las islas y reclamarlas para Inglaterra.

Audiencia: Ooooooh

Se escuchaba entre los asistentes el asombro, y los comentarios, este es uno de los héroes de Tenerife…

Eso definitivamente aumentaba la credibilidad a José Joaquín y favorecía a la defensa.

Abogado defensor: Quiere decirnos Capitán, que hace 17 años, usted fue uno de los soldados que defendió heroicamente a Tenerife del Capitán Inglés Nelson.

José Joaquín: Sí, así fue… de lo contrario, hoy todos ustedes hablarían inglés.

En la audiencia se escuchó un bravo y comenzaron los aplausos…

Inquisidor: Sileennncio…. Que estamos en una audiencia, no en un circo, vaya al punto… abogado.

Abogado defensor: Claro que sí su eminencia…. Señor José Joaquín… ¿Díganos qué relación tuvo con la señora María Concepción Acevedo?

José Joaquín: Cuando estaba presentando el servicio, fuimos novios… yo le pedí permiso a su padre, que en paz descanse, para cortejarla, y el aceptó. Así que la visitaba regularmente, y tuvimos unos amoríos muy bonitos por varios meses.

Audiencia: Ohhhhh

Inquisidor: Silencio…

Abogado defensor: Señor Calderon,… se que no es una pregunta sencilla la que le voy a hacer, pero es de vital importancia para la defensa… ¿Tuvo usted relaciones prematrimoniales con la señora María Concepción Acevedo?

Audiencia: Ohhh

Inquisidor: Silencio…. Responda la pregunta señor Calderon.

José Joaquín: Si, si tuvimos relaciones prematrimoniales… éramos jóvenes… y yo realmente pensaba en hacerla mi esposa…

Abogado defensor: ¿Y qué ocurrió después?

José Joaquín: Duramos varios meses de novios, hasta que llegó una orden de la armada española, donde me enviaban de vuelta a Cádiz… la orden llegó en Diciembre, y yo me fui de Tenerife en Enero del año siguiente…

Fiscal Inquisidor: Pero su eminencia… ¿Qué tiene que ver todo esto con el juicio por herejía de la señora María Concepción Acevedo?

Inquisidor: Abogado defensor… vaya al punto… le recuerdo que hoy es el último día de este juicio, y no voy a permitir más dilataciones…

Abogado defensor: Muy bien su eminencia… Señor Calderon por favor, conteste la pregunta al señor Fiscal de la inquisición... ¿Qué tiene que ver sus amoríos con la señora Maria Concepción Acevedo, con este juicio?

José Joaquín: Vaya que tiene que ver… (suspiró) que luego de tanto tiempo, he descubierto que Victoria, la hija de María, es mi hija…

Audiencia: Ohhhhhhh

Inquisidor: Silennnncioooo…. Se da cuenta de las implicaciones que está diciendo señor Calderon… está diciendo que ha tenido una hija bastarda… que su madre la hoy procesada por herejía tuvo relaciones indecorosas con usted… y que el padre de la niña… no es el padre…

José Joaquín: Sí, su eminencia, yo soy consciente de lo que estoy diciendo… y tengo cómo probarlo.

Audiencia: OOOOOhhhh

Inquisidor: Señor abogado defensor… se le advierte… si estoy es una artimaña suya para favorecer a la procesada, es causal de excomunión…

Abogado defensor: Su eminencia… si me permite… esta defensa con el testigo y la procesada probarán lo que se está afirmando.

Inquisidor: Muy bien… proceda.

Abogado defensor: Señor Calderon, ¿puede decirnos qué pruebas tiene?

José Joaquín: Si señor defensor, mi primera prueba es este documento… es un registro de la Armada, en el cual se me notificó la orden de traslado de Tenerife a Cádiz, ayer fue solicitada una certificación de dicho documento, y el sargento encargado me la ha firmado, para presentarla en esta audiencia. Y si su eminencia lo quiere confirmar, podemos ir al cuartel militar de Tenerife.

José Joaquín le entrega el documento al abogado defensor, quien se lo pasa primero al Fiscal de la inquisición, este lo lee, y luego se lo pasa a Inquisidor, quien también lo lee.

Inquisidor: Muy bien, queda probado que el señor José Joaquín Calderon, hizo parte de la Armada española, que estuvo en esta isla hace 17 años, y que luego fue trasladado un año después a Cádiz por orden de la armada de su majestad. Aquí está el certificado del sargento del cuartel Militar de Tenerife, Honorio González… Señor Fiscal Inquisidor, tiene algo que objetar…

Fiscal Inquisidor: No, su señoría…

Inquisidor: Muy bien prosigamos… Siguiente prueba…

José Joaquín: Mi siguiente prueba su eminencia, es la misma niña Victoria, la hija de María Concepción Acevedo…

Inquisidor: ¿Cómo así? Qué artimaña es esta…

Abogado defensor: Nooo, su señoría, solicitamos que Victoria, la hija de María Concepción Acevedo, se presente a esta Corte.

Inquisidor: Ahh, muy bien, que se presente la señorita Victoria…

Victoria se presentó a la Corte, fue presentada ante el Tribunal de la Santa Inquisición…

Inquisidor: Muy bien, aquí está la señorita Victoria, señor Abogado defensor y señor Calderon, nos pueden decir ¿qué quieren con ella?

Abogado defensor: Sí su eminencia, quiero primero hacerle unas preguntas y luego hacer una inspección corporal.

Inquisidor: Muy bien, proceda…

Abogado defensor: Señorita Victoria, puede confirmarnos ¿quienes son sus padres?

Victoria: Mis padres son María Concepción Acevedo y mi padre es Ramón Valdez.

Audiencia: Ohhhhh

Abogado defensor: Señorita… ¿nos puede decir cuantos años tiene? Y en qué año nació?

Victoria: Tengo 16 años y nací en 1634 el 25 de Noviembre.

Audiencia: Se escuchó un murmullo.

Abogado defensor: Conoce usted al señor José Joaquín Calderon.

Victoria: Lo conocí, hace dos días que llegó a la Panadería. Dijo que conocía a mi madre.

Abogado defensor: El señor José Joaquín Calderon, ha dicho en esta audiencia que  es su padre ¿usted qué piensa al respecto?

Victoria: No lo sé…

Abogado defensor: ¿Alguna vez su madre le contó que tuvo un amorío antes de conocer a su padre Ramón Valdez?

Victoria: Si, en varias oportunidades me había contado, que había tenido un amorío con un soldado que la salvó a ella y a Tenerife de un ataque de los ingleses. Que él la había salvado a ella de un soldado enemigo, y que juntos pelearon contra los ingleses, cuando nos invadieron. También me dijo que se encontraban debajo de un árbol de cerezo en la finca de ovejas del señor Ricardo Gámez. Y que un día marcaron sus nombres en una piedra.

Abogado defensor: ¿Usted vio esa piedra?

Victoria: Sí mi madre me la mostró… hoy en día todavía existe…

Abogado defensor: ¿Y qué dice esa piedra?

Victoria: es un corazón que rodea sus nombres… José Joaquín y María Concepción y la fecha Febrero de 1634.

María miraba extrañada a su hija, por si bien es cierto, sí le había hablado de su amorío con un soldado, nunca le mostró la piedra.

Abogado defensor: ¿Había escuchado el nombre de José Joaquín antes? ¿Algún amigo de su madre o algún conocido en la isla?

Victoria: No, nunca.

Abogado defensor: No tengo más preguntas para la señorita Victoria, ahora quiero proceder con la inspección corporal… Su excelencia, es sabido que padres e hijos comparten rasgos comunes, en esta audiencia quiero que su Eminencia compare los rasgos del señor José Joaquín y de Victoria, que hemos encontrado…

Primer rasgo… forma y tamaño de la nariz…

El inquisidor se levanta de su asiento y se acerca a José Joaquín y luego lo hace con Victoria y compara a simple vista.

Inquisidor: Bueno… sin duda hay un parecido… pero ello no confirma nada.

Abogado defensor: Segundo rasgo… lunar al lado de la ceja derecha, ambos tienen ese mismo lunar, con la misma ubicación.

El inquisidor procede a constatar la existencia, medidas y particularidades de los lunareas.

Inquisidor y Fiscal inquisidor hacen la afirmación… que en ese rasgo coinciden.

Tercer rasgo… forma de los pies.

Ambos se quitan el calzado… y son inspeccionados por el Inquisidor y el Fiscal inquisidor, y en efecto encuentran un gran parecido entre los pies de Victoria y José Joaquín.

Ya el abogado defensor iba a terminar la inspección, cuando Victoria se le acerca y le dice algo al oído, y el abogado solicita la inspección de un nuevo rasgo.

Abogado defensor: Su señoría… existe otro rasgo que por vergüenza de la niña, deberán inspeccionar en privado… se trata de un lunar en la nalga.

José Joaquín, José Antonio y Manolo se miraron sorprendidos. María por su parte en la silla de los acusados, se sonrió mirando a su hija.

El Inquisidor, el Fiscal inquisidor, el Abogado defensor, Victoria y José Joaquín, se dirigieron a otra habitación cerrada, donde ambos le mostraron el lunar en la nalga al Inquisidor y al Fiscal inquisidor.

José Joaquín sorprendido, le preguntó a Victoria, que por qué no le había dicho que tenía ese lunar… Ella contestó: nunca dije que no lo tuviera.

Inquisidor: Muy bien, en efecto se confirma la existencia del cuarto rasgo, ambos tienen un lunar en la nalga que es muy parecido. Prosigamos.

José Joaquín: Mi última prueba es la piedra en la finca del señor Ricardo Gámez. Su señoría le pido por la Virgen de la Macarena que se traslade conmigo a la piedra y pueda ver la inscripción. No queda muy lejos, y estamos hablando de salvar una vida.

Inquisidor: ¿Está pidiendo que este honorable tribunal se traslade a ver una inscripción en otro lugar?

Abogado defensor: Su señoría, la inscripción es importante, es la fecha de un último encuentro en ese sitio del testigo con la acusada, antes de que se separaran.

Inquisidor: No se por qué accedo a esta petición, pero por pura curiosidad iré a ver la piedra.

La audiencia gritaba de júbilo cuando el inquisidor aprobó la solicitud de ir a la piedra. Del tribunal hasta el lugar se organizó toda una procesión encabezada por José Joaquín y el Abogado defensor, que iban guiando al Inquisidor y al Fiscal Inquisidor hacia el sitio donde estaba la piedra, y atrás venían todos los asistentes a la audiencia que los seguían.

Caminaron media hora y llegaron al sitio, donde aún estaba el árbol de cerezo, había un nieto de Ricardo Gámez con 10 ovejas, que se sorprendió cuando vio llegar a la multitud.

El Inquisidor solicitó autorización para entrar, pidió un poco de agua, y luego procedió al lugar que le indicaron José Joaquín y el Abogado, de donde se encontraba la piedra. En efecto ahí estaba. Una gran piedra enterrada que sobresalía un metro de una planicie de pasto, y a un costado, un corazón con los nombres de María Concepción y José Joaquín, con la fecha del 13 de Febrero de 1634.

La multitud luego de ver la inscripción, gritaba ¡inocente¡ ¡Inocente¡ y los gritos se oyeron, hasta que retornaron a la sede de la audiencia.

El Inquisidor solicitó silencia, para proseguir…

Inquisidor: Muy bien, señor José Joaquín y Abogado defensor, ¿tienen alguna otra prueba que solicitar?

Abogado defensor: Si su señoría, queremos que la procesada María Concepción Acevedo declare.

Inquisidor: Muy bien, a pesar de que la señora María Concepción Acevedo ya había declarado, sobre otros hechos, y si es su deseo declarar nuevamente a favor de su defensa, le concedo el uso de la palabra.

María: Si su señoría, yo quiero declarar.

Inquisidor: Muy bien, abogado proceda a entrevistar a la procesada.

Abogado defensor: Señora María Concepción, ¿tuvo usted relaciones amorosas con su tío Mario Acevedo, que en paz descanse?

María: No, mi tío Mario Acevedo, siempre fue un padre para mí, y el siempre me trato con respeto y como una hija.

Abogado defensor: Señora María, ¿está usted casada con el señor Ramón Valdez?

María: Ya no…

Audiencia: Ohh

María: Hace un año recibí una carta en la que me informaron que había muerto en un naufragio en nueva España… No quise decirle nada a mi hija, para evitar su sufrimiento.

Audiencia: Ohhh

Victoria miró a su madre con extrañeza y José Joaquín frunció el ceño.

Abogado defensor: Es decir, que es usted viuda.

María: Si, así es.

Abogado defensor: Lo siento mucho,… Señora María, ¿puede decirnos si conoce usted a José Joaquín Calderon?

María: Si, lo conozco.

Abogado defensor: Nos puede decir, ¿Qué relación tuvo con José Joaquín Calderón?

María: Fuimos novios, hace 16 años.

Abogado defensor: ¿Puede decirnos si cuando fueron novios, usted tuvo relaciones antes del matrimonio con él?

María: Si, así fue.

Abogado defensor: ¿Puede decirnos si la piedra ubicada en la finca del señor Ricardo Gámez, que tiene un corazón, con los nombres de María Concepción y José Joaquín, fue tallada por el señor José Joaquín?

María: Si señor, así fue.

 

Abogado defensor: ¿Puede decirnos si la afirmación del señor José Joaquín, de que Victoria es su hija, es cierta?

María: Si, es cierta… Victoria es hija de José Joaquín Calderón. José Joaquín y yo tuvimos relaciones prematrimoniales, y nos íbamos a casar, luego llegó una carta en diciembre, donde lo trasladaban a Cádiz, él me dijo que volvería por mí para casarse conmigo, y seguimos nuestro amorío. Si bien la orden llegó en Diciembre, tuvo que esperar tres meses para que un barco de la armada llegara a Tenerife para llevarlos a Cádiz. El estaba muy triste, se embriagó, llegó a mi casa por la noche y nos escapamos. Estuvimos toda la noche juntos. Al amanecer el aún estaba dormido y borracho, yo regresé a mi casa por temor a mi padre, quien se dio cuenta de lo ocurrido, me reprendió y me encerró en mi cuarto, no pude despedirme de él, en el puerto. Luego de que se fue, nos seguimos escribiendo, tres meses más. Luego no volvió a escribirme, y luego supe que estaba embarazada. Iba a escribirle sobre mi embarazo, si el me volvía a escribir, pero eso no sucedió, no hubo ni una carta más. Luego el señor Ramón Valdez comenzó a frecuentar la panadería, comenzó a cortejarme, y me casé con él en dos semanas. Cuando supo que estaba embarazada, y que no era de él, me rechazó y se embarcó en el primer barco que lo aceptó. Venía con cierta frecuencia a veces, a visitarme, pero no quería a ni a mi hija, ni a mí. Hasta hace un año que me enteré que había muerto en un naufragio. No me enorgullece lo que he hecho, pero no me arrepiento de nada tampoco. Tengo a una hija maravillosa, que amo, y que ha resistido junto a mí todas estas dificultades de la vida… He terminado…

Abogado defensor: No tengo más preguntas su excelencia.

Inquisidor: Muy bien… vamos a hacer un receso para alegar…

Comienzan los alegatos…

Fiscal Inquisidor: La defensa ha traído a colación una historia de amor de hace 16 años, para tratar de distraer a la Santa Inquisición de sus deberes y es castigar la herejía, de personas como María Concepción Acevedo, quién infamemente ha tenido relaciones extramatrimoniales con un miembro de la Armada Española, ha engañado a su esposo que en paz descanse, ha tildado a su hija de bastarda para salvarse, y no contenta con ello, ha tratado de ocultar sus actos de hechicería con su tío, quién es el verdadero padre de su hija Victoria. Que no nos engañe su cara, porque es una criatura demoniaca en todos los sentidos, que ha manejado a su antojo, a todos los hombres de su vida, tanto así, que ha traído a su viejo amor, para orquestar toda esta mentira y todo este circo para engañarnos y librarse de sus pecados. Como pretende hacerlos creer que de dos personas blancas, va a salir una niña casi que mestiza o moriscas. Quién nos puede asegurar que esa escritura en piedra, no fue tallada hace una noche. No señores… No su excelencia… no podemos caer en la trampa de una mujer hechicera y pecadora… por eso pido condena en la hoguera.

Abogado defensor: Su eminencia, oír al Fiscal de la Santa Inquisición, preocupa… y preocupa porque pone en duda la fe y el amor de nuestro Dios y nuestro Rey… Hemos logrado probar una historia de amor, en medio de una sarta de mentiras, con las que acusaron a María Concepción Acevedo… Una mujer que amó a un hombre que dijo que se iba a casar con ella, pero luego se fue por orden de su Majestad el Rey, tuvo que partir de Tenerife a Cádiz, rompiendo un compromiso de amor. Una mujer sola, embarazada, que buscó la forma de salvaguardar su honor y el nombre de su hija, con el matrimonio. Se casó con Ramón Valdez, quien al principio la aceptó y luego la repudió, y la rechazó. Pero ella siguió ahí, fiel… hasta que la desgracia volvió a tocarla, con la muerte de su esposo en un naufragio. Qué más castigos queremos infringir tal vida penumbrosa. Qué culpa tiene la hija Victoria, del pesado designio de su madre. El cielo ya ha castigado mucho a esta pobre alma en la tierra, como para que el hombre decida mancillarla más. Por lo anterior, solicito su absolución…

 

Inquisidor: En nombre de Dios y la Santa Iglesia, que nos ha otorgado el poder para combatir los actos de herejía, hechicería y blasfemia, me permito tomar una decisión en el caso de María Concepción Acevedo, en los siguientes términos:

La acusación de hechicería y herejía en contra de la procesada se basa en las acusaciones de varios vecinos que han afirmado en esta audiencia que la procesada sedujo a su tío y en un acto incestoso, concibieron a su hija Victoria. Que igualmente, dicho acto, va en contra de la moral y las buenas costumbres, pues se constituye como una infidelidad a sus deberes matrimoniales, pues la señora María Concepción estaba casada al momento en que tuvo relaciones extramatrimoniales con su tío.

La defensa por su parte, ha negado que la acusada haya sostenido relaciones incestuosas y extramatrimoniales con su tío, y que muy por el contrario, la acusada ha sido víctima de un destino cruel, que la separó de un amor, del cual quedó embarazada, y que por salvaguardar el buen nombre de su hija, decidió casarse con el señor Ramón Valdez.

Ante estas dos posturas, este tribunal encuentra los siguiente:

Queda probado que entre los señores José Joaquín Calderón y María Concepción Acevedo, existió una relación extramatrimonial hace 16 años.

Que dicha relación extramatrimonial se interrumpió por orden de su majestad, que obligó al señor José Joaquín a irse de Tenerife y dejar a la señora María Concepción Acevedo.

Que por designio divino y por voluntad del amor entre José Joaquín Calderón y María Concepción Acevedo, se concibió a una hija de nombre Victoria, lo cual, en esta audiencia se probó a través de una inspección corporal, donde esta audiencia, encontró signos muy parecidos entre Victoria y su supuesto padre, que van más allá de meras coincidencias.

De lo anterior, se resume que la acusación elevada por la Fiscalía de la Inquisición, no cuenta con pruebas, más allá de las afirmaciones de testigos, que hoy hacen parte de la audiencia y han gritado fervorosamente por la inocencia de la procesada, como pudo evidenciar este tribunal.

De esta forma, este tribunal exonera a María Concepción Acevedo, de los cargos de hechicería y herejía, y la condena a pedir perdón por las relaciones extramatrimoniales sostenidas con el señor José Joaquín Calderón, y todas las mentiras que por dicho pecado ha generado. En virtud de lo anterior, se exonera a la acusada de la pena de muerte por la hoguera, y se le condena a la expiación, de rezar y pedir perdón por los pecados realizados. En todo caso, la acusada queda en libertad a partir de este mismo momento.

Inquisidor: ¿Alguna objeción por la Fiscalía?

Fiscalía Inquisición: No su excelencia.

Inquisidor: ¿Alguna objeción por la Defensa?

Abogado defensor: Ninguna, su eminencia.

 

La audiencia estalló con júbilo, la decisión del tribunal…

Victoria abrazó a su madre, y lloraron juntas.

José Antonio, José Joaquín, Manolo y el Abogado se abrazaron y festejaron el triunfo.

 

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De vuelta a la panadería…

 

Al fin, José Joaquín y María tuvieron un momento…

María: ¿Te ha tratado bien la vida?

José Joaquín: No mucho… pero sí mejor que a ti…

María: No, no ha sido tan malo… No pensé que vinieras a mí.

José Joaquín: La verdad, solo sabía que debía venir. Bueno y valió la pena.

María: Tantos años… y no me escribiste…

José Joaquín: Si, es complicado… me casé… y luego tuve una herida en un combate… mi esposa me dejó…

María: Y ese chico José Antonio, ¿es tu hijo?

José Joaquín: No, es mi sobrino, pero es como mi hijo, lo he criado desde que era un chaval. El fue el que vio, los parecidos entre Victoria y yo, y de ahí se nos ocurrió inventarnos que ella era mi hija. Manolo y José Antonio tallaron la piedra como les dije y el abogado hizo lo suyo… y bueno, luego tú estuviste grandiosa en la audiencia… Nadie se dio cuenta que entre mi partida y el nacimiento de Victoria hay menos de nueve meses.

María: José Joaquín… Tu sobrino es un genio para darse cuenta de un secreto de más de 16 años. Yo no actué, porque sencillamente dije la verdad, y sí, Victoria es hija tuya, y nació 8 meses luego de que te fuiste. Y sabes otra cosa, Victoria siempre lo supo…

José Joaquín: Pero María… ¿Qué estás diciendo?

María: ¿No me crees? Habla con Victoria, siempre quiso conocer a su padre.

José Joaquín: Y ¿Por qué no me dijiste?

María se sacó de su busto una carta y se la entregó a José Joaquín.

María: Esta es la carta que te iba a enviar, si me contestabas, la guarde supongo que para este momento.

La carta decía:

 

José Joaquín, amor mío.

Ha pasado mucho tiempo, y me agobian las ganas de verte y de estar contigo. No sé qué haría si en estos momentos decidieras abandonarme, no solo por mi corazón, sino también por una gran sorpresa que debo darte. Vuelve a mis brazos pronto.

Con amor,

María.

 

José Joaquín: María… ¿es verdad entonces? ¿Victoria es mi hija?

María: Es una gran sorpresa… Sí es tu hija.

La integridad