martes, 15 de abril de 2025
ASESINOS E INOCENTES: LA MUERTE DE DOS HERMANAS
LA
MUERTE DE DOS HERMANAS
En Santa Marta, el 6 de junio
de 1978 una multitud se aglomeraba en el Hospital San Juan de Dios, en esos
momentos improvisado como una morgue. Allí habían trasladado el cuerpo de dos
mujeres y un hombre asesinados, todos eran jóvenes.
EL HALLAZGO
6 de Junio de 1978. 6:30 a.m.
Los cuerpos fueron
encontrados por Javier, un pescador quién se aterrorizó al ver semejante
escena, mientras iba a realizar su rutina de cada cuatro días, que consistía
sacar del monte una pequeña chalupa, para luego salir al mar a pescar, en el
sector de pozo colorado, ubicado en una bahía frente al mar antes de llegar al
aeropuerto de Santa Marta.
Mientras Javier iba caminando
hacía los matorrales donde se encontraba escondida su chalupa, vio rastros de
fluidos rojos, “será sangre de pescado” pensó, o “algún pájaro había matado a
alguna rata”, pero siguió caminando por el sendero donde habían más gotas de
sangre, hasta llegar a un lote cercado por una pequeña paredilla como de medio
metro, con una malla, donde se detuvo al encontrar un charco de sangre, y al
ver al interior encontró al primer cadáver, era el de una mujer que tenía la
ropa rasgada. Quedó aterrorizado al verla, era de tes blanca y tenía la cara
cubierta de sangre. Luego del impacto de ver el primer cadáver comenzó a ver
alrededor, donde divisó dos cuerpos más, rodeados cada uno en un charco de
sangre. Gritó y salió corriendo despavorido, su cerebro no daba para procesar
semejante escena, no era uno, sino tres muertos, de lo que inicialmente pensó
que era sangre de pescado o una carroña. Una de las cosas que más le impactaron
antes de salir corriendo, era ver que ya habían gallinazos sobrevolando el
área.
Corriendo Javier llegó
asustado a la tienda del caserío donde vivía. Las personas que estaban ahí no
se sorprendieron mucho: “Ya se viene cagando otra vez” -dijeron-. Javier era
famoso por esos aterrizajes forzosos por cuenta de su mal de estómago. No era
la primera vez que llegaba corriendo a la tienda o a su casa, sin saludar a
nadie buscando el primer baño que pudiera encontrar. Pero esta vez fue
diferente. Llegó a la tienda notablemente pálido, temblando y con cara de
pánico, y en vez de ir al baño, llegó al mostrador para hablar con el dueño de
la tienda pero las palabras no le salían.
Rolando el dueño de la tienda
le preguntó: ¡Javier¡ Compa, ¿te pasó algo? Parece que vienes huyendo de un
espanto.
Javier trataba de hablar,
pero no le salían las palabras, gesticulaba pero no podía hablar.
Rolando: ¿Si necesitas un
baño? Ya sabes donde está, no tienes que pedir permiso, solo que no me lo vayas
a dejar como la vez pasada, que me costó mucho trabajo destaparlo. O no me
digas que ya no alcanzaste y te hiciste en los pantalones.
Al fin le salió un chillido,
y luego pudo hablar.
Javier: Ayyy Mi madre…. Ay
Dios mío… Que no es eso… Ojalá fuera eso compadre… Hay que llamar a la policía
compadre… hay tres muertos tirados en el lote de los Rodríguez.
Rolando: Pero ¿Qué estás
diciendo? ¿Tres muertos? ¿Estás seguro?
Javier: Pues no les alcancé a
preguntar, y no creo que me fueran a contestar, pero estaban los tres, cada uno
tirado en un charco de sangre, y mira al cielo, hay ya unos gallinazos volando
en esa zona.
Rolando: Dios bendito,
levanten rápido a Manuelito, para que vaya corriendo en bicicleta y avise a la
policía.
Cuando se supo la noticia en
el caserío, muchos curiosos se fueron al lugar a ver la escena.
EL INSPECTOR PANTOJA.
6 de Junio de 1978. 8 a.m.
Luego de ser avisado por
Manuelito en la inspección de policía de Santa Marta, el inspector Pantoja, el
policía más veterano que había en Santa Marta en ese momento, y por lo que fue
comisionado para la misión por el jefe de policía de la ciudad, se va al sitio
donde le indicaron que se encontraban los cadáveres, junto con tres policías
más, que se fueron en dos motos, pues el carro de policía como cada dos
semanas, amaneció con una llanta espichada.
Del largo camino de la
estación de policía al sector de pozos colorados, el inspector que era bastante
gordito, iba incómodo en la moto, e iba refunfuñando por que era inaudito de
que en una emergencia de esas, no hubiera podido sacar la patrulla por estar
espichada.
Al llegar al lugar, se
bajaron de la moto, y encontraron muchas personas en el lugar. El inspector dio
la orden a sus compañeros para que acordonaran la zona y sacaran a los curiosos
de la escena del crimen.
El inspector se acercó a cada
uno de los cadáveres.
El primero era una mujer que
tenía dos disparos en el rostro, la camisa rasgada como si se la hubiesen
querido quitar, y un jean. Era una joven, de tes blanca, cabellos negros. Yacía
tirada en el suelo boca arriba. Sus uñas estaban llenas de sangre.
El segundo cadáver era de una
mujer esta, también era joven, de tes blanca, vestía una camisa y un jean.
Yacía boca arriba con un disparo en el abdomen.
El tercer cadáver era el de
un hombre, que se encontraba a tres metros del segundo cadáver. Era joven, de
tes morena, vestido con camisa y jean. Yacía también boca abajo y con dos
impactos de bala en la espalda. Al parecer trató de huir, pero lo mataron en el
intento.
No había rastros de sus
carteras y por lo tanto de sus identificaciones, no había forma de establecer
en ese momento sus identidades.
El inspector analizó la
situación y dijo:
No parece un atraco en
definitiva. Muy a pesar de que no se encuentren las carteras de las personas.
Esto tuvieron que haberlo
hecho varias personas, no pudo haber sido una sola.
La primera mujer puso
resistencia, su ropa rasgada demuestra que forcejeó, y sus uñas demuestran que
rasguño a alguien. Es posible que la hayan querido violar, y la joven se
resistió aruñando a su agresor, seguramente desistieron y le dispararon dos
veces en el rostro. Hay marcas de pólvora en las heridas, así que le dispararon
a corta distancia. Me llama la atención de que le hayan disparado en el rostro,
eso es propio de mujeres, que cuando se agreden, se agreden en el rostro, sin
embargo, si la mujer arañó en el rostro a su agresor, es muy probable que éste
haya atacado el rostro también.
La segunda mujer, no alcanzó
a reaccionar, seguro quedó paralizada y le dispararon de frente en el abdomen. También
hay marca de pólvora en la herida, así que también le dispararon a corta
distancia.
El hombre, luego de ver lo
que ocurrió con sus dos acompañantes trató de huir y le dispararon por la
espalda. No existen marcas de pólvora en las heridas, así que se puede
confirmar que este joven alcanzó a alejarse de sus captores.
Al parecer, no iban por los
dos últimos sino por la primera, hay una clara intención de dañar a esa pobre
joven, y los otros dos, fueron desafortunados en estar con ella. No querían
dejar cabos sueltos.
El resto de la escena está
totalmente contaminada, hay huellas por todos partes, y es de los curiosos.
Necesitamos identificar
quiénes son, para saber qué fue lo que ocurrió aquí y por qué los mataron.
Llamen a la ambulancia para que recoja a los cuerpos, y den aviso a la radio
para ver si aparecen sus familiares.
A… y otra cosa, llamen a
todas las clínicas de la ciudad y pregunten si ha llegado algún herido por
rasguños, es la única pista que hasta ahora nos han dejado.
IDENTIFICAN A LAS VICTIMAS.
6 de Junio de 1978, 10:30
a.m.
La ciudad amanece
conmocionada, la radio da la noticia del asesinato de tres jóvenes en el sector
de pozo colorado.
La gente llega al hospital
San Juan de Dios, muchos curiosos, otros, padres preocupados pues algunos de
sus hijos no habían llegado aún a casa, y si bien en otras ocasiones no había
sido un problema, con la noticia de tres jóvenes asesinados, varios padres
desesperados fueron al hospital a confirmar que no fueran sus hijos.
En el año 1978, la juventud
samaria iba a divertirse en discotecas y bares, en junio habían muchos turistas
nacionales y extranjeros, había consumo de alcohol, pero también había consumo
de mariguana. Los jóvenes salían y se divertían, unos llegaban a sus casas a
las 4 y 6 de la mañana, otros, no regresaban sino a las 10 y 12 del medio día,
del día siguiente.
Los cadáveres fueron
trasportados en una ambulancia desde donde fueron encontrados hasta el
hospital. Santa Marta era una ciudad pequeña, muy pacífica y los asesinatos no
eran para nada comunes. En 1978 no había una morgue, así que cuando ocurría
algún homicidio, se utilizaba un cuarto especial donde se le entregaban las
personas fallecidas a sus familiares o a la funeraria, por muertes naturales en
el mismo hospital. En ese cuarto especial solía dormir un indigente que
aprovechaba y se filtraba al lugar para dormir, cuando el cuarto estaba
desocupado.
Cuando llegaron los
cadáveres, los encargados pusieron los cadáveres en varias camillas, sin
percatarse de que el indigente se encontraba durmiendo en el cuarto. Cuando
entraron las primeras personas para ver si se trataba de sus familiares, el
indigente se despertó con la bulla y las personas salieron despavoridas al
pensar de que se trataba de un muerto que se había levantado.
La gente salió gritando de
aquel cuarto, que un muerto había revivido, y la multitud que estaba esperando,
también salió corriendo en estampida. La gente superticiosa comenzó a decir que
el diablo estaba presente o que el hospital estaba embrujado, y llamaron a los
curas de diferentes iglesias de la ciudad para que fueran a ver que pasaba. El
de la catedral no acudió al llamado, y el de la Iglesia San Juan de Dios, le
tocó asumir el reto por ser el más cercano, no sin antes agarrar un jarrón con
agua bendita y un crucifijo. Cuando llegó al salón se encontró con el indigente
de frente, gritó y salió corriendo.
El inspector Pantoja con tres
policías, ingresaron al cuarto, y al ver al indigente, le dijeron apuntándole
con sus armas “Quieto en nombre de Dios y la Ley, espectro del demonio”. El
indigente les dijo: “Cual espectro, cual demonio… ustedes están locos, yo
duermo en este lugar todos los días, y hoy me tienen encerrado con estos tres
muertos.”
Aclarada la situación, los
padres de los jóvenes muertos acudieron al hospital a las 2 p.m. e
identificaron a sus hijos.
Se trataba de dos hermanas,
Elisa y Manuela Rojas, hijas de Rodolfo Rojas, un comerciante que traía
mercancías desde Maicao a Santa Marta, e hijas de Marina Trujillo, ambos padres
nacidos en un pueblo de Santander, que se mudaron a Santa Marta, y tuvieron a
todos sus hijos en esa ciudad.
Elisa la mayor de 17 años,
había terminado su bachillerato en el colegio La Presentación, y trabajó como
asistente en la oficina de un reconocido arquitecto de la ciudad, llamado
Alfredo Demier. Ella fue la que presentó signos de resistencia, por la ropa
rasgada y la sangre en las uñas.
Manuela, de 15 años aún se
encontraba estudiando su bachillerato en el colegio La Presentación.
El joven muerto, era
Francisco de 20 años, un joven que se dedicaba al modelaje para varias marcas
de ropa, y era novio de Manuela desde hace un año.
PISTAS DE LAS
INVESTIGACIONES.
RECONSTRUCCIÓN DEL DÍA
ANTERIOR DE LOS HECHOS:
5 de Junio de 1978.
Se logró establecer por el
testimonio de los familiares y amigos lo que hicieron las personas el día
anterior.
Era viernes en la mañana y
Elisa estaba feliz, como hace mucho tiempo no se le veía. Su hermana Manuela
había llegado del colegio al medio día, y acordaron ir las dos a cine en
compañía de Francisco, el novio de esta última. Elisa no se encontraba
trabajando, así que tenía la tarde libre y aceptó ir con Manuela y Francisco al
cine.
Luego de que fueron al cine,
se encontraron con unos amigos, con quienes hablaron un rato y quedaron en
reunirse en el Rodadero después de comer, un sitio turístico con una playa hermosa,
y una montaña que tenía un rodadero de arena, del cuál debía su nombre, que se
encontraba a treinta minutos de Santa Marta donde además habían restaurantes,
hoteles y discotecas, y donde los jóvenes se reunían por la noche los fines de
semana. Las jóvenes fueron a cine, y luego llegaron a su casa donde comieron a
las 6:30 p.m, y luego se fueron en taxi al rodadero a verse con sus amigos.
Cuando se vieron con sus
amigos, hablaron un rato, se rieron bastante, y se fueron después a una
discoteca, pues a Elisa le encantaba bailar. En efecto, los jóvenes estuvieron
en la discoteca, estuvieron tomando unas cervezas en una mesa. Luego llegaron unos
amigos que fueron testigos de eso, pero que no se sentaron con ellos. Los
amigos vieron que unos tres tipos se les acercaron y se sentaron con ellos.
También eran jóvenes y comenzaron a compartir, los tipos pagaron las cervezas
que se estaban tomando e invitaron a Elisa, Manuela y Francisco, lo que estaban
tomando. Dijeron que Elisa se puso a bailar con uno de ellos, y que en un
instante se acercaron, y los presentaron como unos nuevos amigos y que venían
de Barranquilla.
Luego se despidieron como a
la 1 de la madrugada, ellos se iban con los tipos de Barranquilla que se
ofrecieron a llevarlos a su casa.
Los jóvenes salieron de la
discoteca y siguieron despidiéndose de varios conocidos, luego se subieron en
un carro negro, y luego de arrancar e ir por la calle, varias personas
escucharon un grito de auxilio y la voz era de una mujer desde el carro. Pero
nadie reaccionó en ese momento, pues pensaron que era de broma.
Nadie más los volvió a ver
luego de esto.
6 de Junio de 1978, 4:30 p.m.
Patricio (patrullero): Señor,
uno de los testigos ha dicho que las víctimas le presentaron unos nuevos amigos
y que eran de Barranquilla.
Pantoja: Llamen rápido a los
hospitales de Barranquilla, pregunten por algún herido por rasguños, que haya
ingresado anoche.
Esto fue escuchado por el
padre de las dos niñas, quién estaba en la estación de policía pendiente de lo
que ocurría y de lo que decían los testigos. Había tres policías, además del
inspector Pantoja recibiendo declaraciones, en torno al triple homicidio, el
segundo al mando era Patricio, compañero de Pantoja hace 10 años. Y se
encargaron a dos más, para recibir y hacer llamadas.
Patricio: Señor, en la
Clínica Asunción, hay un tipo joven que llegó a las 4 de la mañana, herido con
rasguños, se encuentra en la habitación 402, dicen que llegó con dos
acompañantes hombres, y que la situación en que llegaron era muy sospechosa.
Dicen que llamaron a seguridad, y que le sacaron a uno de los tipos por tener
un arma.
Pantoja: Excelente, hable con
la policía en Barranquilla, dígale que envíen por lo menos a tres policías y
que vayan con precaución, que los vigilen, no podemos agarrarlos todavía.
Patricio: ¿Qué piensa
inspector de lo que llevamos hasta ahora?
Pantoja: Mmmm, hasta el
momento puede ser que esos tipos de Barranquilla, hayan querido sobrepasarse
con Elisa, la querían violar, ella se resistió, hirió a uno de ellos, y este la
mató. Luego para no dejar cabos sueltos, mataron a los demás, pero todavía hay
algo que no me cuadra, algo falta…
Mientras tanto, el padre de
las víctimas estaba cerca escuchándolos y mirándolos a los ojos, con sus ojos
llenos de rabia y de lágrimas.
UN CELADOR DEL LUGAR DE LOS
HECHOS.
Junio 7 de 1978, 9 a.m.
Patricio: Señor, el es
Antonio, es un celador que estaba cuidando un lote ubicado muy cerca del lugar
donde encontramos los cadáveres, quiere hablar con usted.
Pantoja: Tráemelo, a ver qué
dice.
Pantoja: Antonio ¿es su
nombre?
Antonio: Sí, señor.
Pantoja: ¿En dónde estaba la
noche de antes de ayer y la madrugada de ayer?
Antonio: Yo estaba en mi
trabajo, cuidando un lote de los hermanos Dávila que tienen por pozo colorado.
Ahí tengo una chocita, con la Pachita y el Alfred.
Pantoja: Ah ¿habían más
personas con usted?
Antonio: No, señor, yo
trabajo solo.
Pantoja: ¿Y quiénes son la Pachita
y el Alfred?
Antonio: Ah, ellos son mi
gato y mi perra.
Pantoja: Dios mío, va a ser
una entrevista larga por lo que veo.
Antonio: No, por favor señor,
que tengo que volver a trabajar, si mis patrones van y no me encuentran, me
echan a mí, a Pachita y al Alfred.
Pantoja: Este como que habla
con los animales, … Bueno, seamos breves, qué vio anteanoche.
Antonio: Anteanoche yo salí a
la playa a caminar con Katiusca.
Pantoja: Otro animal,
supongo…
Antonio: No, Katiusca es mi
novia. Salimos a caminar por la playa, y bueno… después me la llevé a mi rancho
y ahí…
Pantoja: Yaaa entendí, no
quiero los detalles, siga adelante.
Antonio: Bueno, en el momento
en que la Katiusca se estaba vistiendo, yo estaba afuera de la cabaña y vi
pasar por la carretera a un carro negro que entró en la trocha y se fue hacía
los lotes más adentro. Cuando acompañé a la Katiusca a su casa, e iba
regresando a mi cabaña, pasó otro carro como blanco, que iba a toda velocidad,
me pareció como extraño, pero me acosté. De pronto escuche como dos disparos
primero, luego sonó otro, y luego otros dos. Yo me levanté salí de mi choza y
miré a la calle por un rato, todo estaba en silencio. Me quedé un rato mirando
y vigilando, y luego vi salir los dos carros, uno blanco que iba en dirección a
Santa Marta, y el otro negro, que iba en dirección a Barranquilla.
Pantoja: Está ¿usted seguro?
Antonio: Claro que sí Señor.
Pantoja: Sabía que faltaba
algo Patricio, hay algo raro en este caso que no me cuadra.
Patricio: Señor, me acaban de
informar que hay dos armas en la escena, una con la que mataron a Elisa, que es
un revolver de calibre 38, y otro revolver de calibre 38, con la que mataron a
Manuela y Francisco.
Pantoja: Definitivamente
había más personas. Hay que ver si alguna de las armas, es la del hombre en
Barranquilla. Patricio ¿Qué te han dicho los policías de Barranquilla?
Patricio: Ya hablamos con
ellos, les informamos la situación y están pendientes de mandar a dos
patrulleros al lugar.
Pantoja: Están muy lentos,
insísteles por favor.
Patricio: Listo.
SE DESCUBRE UN TRIÁNGULO
AMOROSO
Junio 7 de 1978. 11 a.m.
De acuerdo con la madre y la
otra hermana de las dos mujeres víctimas, Elisa luego de graduarse del colegio,
comenzó a trabajar en una oficina con un arquitecto, de mucho reconocimiento en
el sector de la construcción en Santa Marta, se trataba del señor Alfredo Demier.
Al parecer Elisa tuvo una
relación amorosa con su jefe, el señor Alfredo Demier, quién era un hombre
casado, y que tenía casi 40 años de edad. Según la madre, el señor, comenzó a
acosarla en el trabajo, a lo cuál ella inicialmente no le prestó mucha
atención, pero que luego, le daba muchos regalos, la invitaba a comer, y luego
terminaron de amantes. Aunque su familia no estaba de acuerdo, la joven siguió
su relación en secreto, pero sufría mucho, porque no podían compartir en
público, y todo tenía que ser a escondidas.
Su relación amorosa se daba
en la oficina, y en un apartamento de propiedad de Demier que tenía en un
edificio en el Rodadero, donde pasaban tiempo juntos.
La diferencia de edad, y la
imposibilidad de salir del secreto, hicieron que Elisa primero renunciara a su
trabajo, y luego terminara con la relación, aunque dice la madre que Demier la
seguía invitando a su apartamento y le seguía enviando regalos. También
menciona su madre que Demier la celaba cuando salía a bailar y que discutían
mucho al final de la relación.
Dijo la madre, que el día 5
de Junio, Demier llamó a la casa como a
las 10 de la mañana, y que habló con Elisa. Elisa le dijo, que la había
invitado a ver películas en su apartamento por la noche, pero que ella no
aceptó y le dijo que no lo quería ver más, y que el se molestó muchísimo.
También comentó la madre, que el señor era muy posesivo y que ante los últimos
rechazos de Elisa, se había vuelto muy agresivo con ella, en una ocasión se
encontraron en la calle, y él luego de hacerle un reclamo la agarró y la
zarandeo por el brazo.
Patricio: Inspector, ¿qué
piensa sobre esto?
Pantoja: Es un nuevo tema,
pero hay que encontrar una conexión con los de Barranquilla, por ahora, es una
versión de la madre que trata de forzar la vinculación de Demier con el
homicidio de su hija, y ella no sabe de los tipos de Barranquilla, tal vez, por
todo lo que la hizo sufrir, pero no podemos descartar el tema. Patricio,
averigua de qué color es el carro de Demier o los carros de su familia.
Patricio: ¿Por qué inspector?
Pantoja: Hay un carro blanco
que aún no me cuadra.
Patricio: Enseguida
inspector.
Pantoja: Y presiona a la
gente de Barranquilla, que parecen tortugas.
LLEGA REPORTE DE BARRANQUILLA.
Junio 7 de 1978, 4:30 p.m.
Patricio: Inspector, le tengo
malas noticias.
Pantoja: ¿Qué pasó ahora?
Patricio: La policía de
Barranquilla, se presentó a la clínica Asunción, llegaron a las 4 de la tarde,
le acababan de dar de alta al paciente.
Pantoja: ¿Lo dejaron escapar?
Patricio: Al llegar al lugar,
estaban en la recepción del hospital preguntando por el paciente, cuando
escucharon una balacera afuera del hospital. Salieron de inmediato, y
encontraron a dos hombres baleados en la calle, ya muertos, y no había rastros
de los que los habían matado. Los testigos dijeron que llegó una camioneta con
cuatro hombres, que le dispararon a los dos hombres, y se llevaron al otro.
Pantoja: Maldita sea… la
lentitud Patricio, te dije que íbamos muy lento. Llámales y pregúntales si los
muertos llevaban armas, si las tenían, que nos las envíen para ver si alguna de
ellas fue utilizada en el homicidio de estas muchachas y el muchacho. Esto se complicó Patricio, acaban de matar a
los principales sospechosos, y hay otro secuestrado. Que confirmen si el que
secuestraron era el arañado.
Patricio: Enseguida
Inspector.
EL CARRO QUE FALTABA.
7 de Junio de 1978, 5:30 de
la tarde.
Patricio: Inspector, me
reportan que el carro de Demier es Azul, pero que su esposa conduce un carro
crema.
Pantoja: Un carro crema en la
noche se ve como blanco ¿verdad?
Patricio: Usted cree…
Pantoja: Y ante los ojos de
Antonio ¿Habría alguna diferencia entre blanco, crema, o beich? Habría que
preguntarnos si Antonio conoce el color crema.
Patricio: Está diciendo que…
Pantoja: No podemos descartar
nada en estos momentos. Busca a Antonio y muestrale el carro de la esposa de Demier
a ver si es el mismo. Y citen a Demier, díganle que venga con su abogado.
Patricio: Enseguida Señor.
EL PADRE DE LAS JOVENES
QUIERE DECLARAR.
8 de Junio, 8:30 a.m.
Patricio: Señor, el padre de
las víctimas quiere hablar con usted.
Pantoja: Hazlo pasar, claro
que sí.
Rodolfo: Buenas tardes
Inspector.
Pantoja: Lamento mucho su
perdida, estamos trabajando para encontrar a los culpables. De verdad que lo
siento mucho.
Rodolfo: No tiene ni idea de
lo que estoy sintiendo (rompió a llorar). Ayer estaba comiendo con mis dos
niñas a las 6.00 de la tarde, y hoy estoy haciendo trámites para su entierro.
Las mataron de una forma vil. Nadie merece una muerte así. Han estado desnudas
en ese cuartucho del Hospital todo el día, donde todo el mundo las ha visto.
¿Qué más humillación vamos a soportar?
Pantoja: Tiene toda la razón
señor Rojas. Patricio, de la orden de que tapen los cuerpos, que no dejen a la
gente verlas, y que adelanten todo lo necesario para que se las entreguen a su
familia lo más pronto posible.
Rodolfo: ¿Qué han podido
averiguar?
Pantoja: Aún estamos
investigando.
Rodolfo: Escuché lo de los
tipos de Barranquilla.
Pantoja: Son unos
sospechosos.
Rodolfo: Ellos fueron, pero
hay alguien detrás de ellos.
Pantoja: Al parecer sabe más
de lo que nosotros sabemos. ¿Qué me quiere decir?
Rodolfo: ¿Usted tiene hijas?
Pantoja: Si.
Rodolfo: Entonces, me podrá
entender.
Pantoja: Repito, ¿sabe algo
que yo no sé?
Rodolfo: Solo haga bien su
trabajo.
Rodolfo se fue, sin decir
más, pero Pantoja sabía que ese señor estaba haciendo justicia por su cuenta.
REPORTE DE BARRANQUILLA
8 de Junio de 1978, 10 de la
mañana.
Patricio: Inspector, los
policías de Barranquilla me reportan que la persona desaparecida o secuestrada,
es la persona que estaba herida de rasguños en el hospital, y que los dos
baleados eran sus acompañantes. Que se hallaron dos armas a los occisos, y que
nos las van a enviar para el análisis de balística. Y un dato adicional, se
encontró en el bolsillo de uno de los occisos un cheque por 10 millones de
pesos.
Pantoja: Que nos envíen el
cheque, necesitamos saber quién lo giró. Llamen al documentólogo para que lo
analice, y llamen al banco para que identifique la chequera de donde salió ese
cheque. Y dile al de balística que se
prepare para analizar las armas y las balas encontradas en los cadáveres.
Patricio: Ah, otra cosa más.
Ya llevaron a Antonio para que viera el carro de la esposa de Demier, y dijo
que cree que era igual. Usted cree…
Pantoja: Hay que esperar.
Sería bueno que apareciera el secuestrado, pero sería pedir mucho. Avísale a la
policía de Barranquilla, que en cualquier momento puede aparecer un muerto
rasguñado.
REPORTES DE LOS PERITAJES.
23 de Junio de 1978, 9 a.m.
Patricio: Señor, buenos días.
Después de dos semanas ya tenemos los resultados de los peritajes.
Pantoja: Bueno crucemos los
dedos ¿Qué dicen?
Patricio: Bueno, primero el
de balística. Dice que de dos armas analizadas, una coincide con haber
disparado tres de las balas disparadas en el crimen de las hermanas rojas. Esto
quiere decir que una de las armas encontradas, fue con la que mataron a Manuela
y Francisco.
Pantoja: Uff, es una buena
noticia, no quiero imaginar que las dos armas salieran negativas, estuviéramos
en el limbo, porque no tendríamos evidencia en contra de nadie. Por lo menos ya
tenemos una evidencia de que uno de estos dos personajes disparó en contra de
Francisco y de Manuela. Por cierto, ¿quedó registrado a cual de los dos le
encontraron el arma?
Patricio: Si, señor. Aquí
está en el informe, cuál arma tenía cada uno de los occisos. ¿Esto quiere decir
que volvemos a la hipótesis que las mataron para violarlas?
Pantoja: No tan rápido, ¿qué
dice el dictamen del cheque?
Patricio: A ver… Dice que el
cheque es genuino, y que hace parte de una cuenta corriente del Banco Cafetero.
Se obtuvo la orden del juez de instrucción para solicitar al banco que
suministrara la información de a quién le pertenecía la cuenta corriente, y
dice que le pertenecía a Isidora Rangel. Y le tengo el dato, esta señora es la
esposa de Alfredo Demier. ¿Qué le parece?
Pantoja: Ahora se complica
más la cosa Patricio.
Patricio: ¿Y por qué?
Pantoja: ahora hay evidencia
en contra de una persona, y además, un auto en la escena que al parecer le
pertenece a la misma persona. Un arma perdida, un asesino secuestrado o
desaparecido, y en vez de un intento de violación con un posterior asesinato,
tenemos ahora un posible crimen pasional. ¿Para cuándo citaste a Demier?
Patricio: Para pasado mañana.
Pantoja: Eso me da tiempo de prepararme
para interrogarlo.
SE PRESENTA DEMIER A
DECLARAR.
25 de Junio de 1978, 9 a.m.
Patricio: Inspector, está el
señor Demier en la sala y trajo a su abogado.
Pantoja: Hazlo pasar
Patricio, por favor.
Pantoja: Señor Demier buenas
tardes, ¿cómo se encuentra? Señor abogado, buenas tardes, ¿su nombre es?
Mario: Mi nombre es Mario
Moreno, mucho gusto, seré el abogado del señor Alfredo Demier.
Alfredo: Buenas tardes.
Pantoja: Buenos señores, soy
el inspector Pantoja, estoy encargado de la investigación por el asesinato de
las señoritas Elisa y Manuela Rojas y de Francisco Pardo. Le pregunto señor Demier,
¿está dispuesto a responder algunas preguntas?
Alfredo: Sí, a eso he venido.
Y para cualquier cosa legal, aquí traje a mi abogado.
Pantoja: Muy bien, comenzaré:
¿Conocía a las señoritas Elisa y Manuela Rojas?
Alfredo: Sí, las conocía.
Pantoja: ¿Qué tipo de
relación tuvo con la señorita Elisa Rojas?
Alfredo: Fue mi empleada en
mi oficina, trabajó conmigo un poco más de un año.
Pantoja: ¿Tuvo algún tipo de
relación sentimental con la señorita Elisa Rojas?
Alfredo: Sí, si la tuve. Al
principio solo era mi empleada, pero después la cercanía y el trabajo juntos,
hizo que surgiera un romance.
Pantoja: ¿Acosó usted a su
empleada?
Mario: Objeto la pregunta
inspector, está lanzando una acusación de acoso.
Alfredo: Tranquilo abogado,
puedo responder. No, no la acosé, como dije, del trabajo y la cercanía surgió
un romance, al coqueteo correspondido no se le puede llamar acoso.
Pantoja: Puede decirnos qué
hizo el 6 de junio, desde que inició el día.
Alfredo: Me levante a las 6
de la mañana, tomé el desayuno, después me bañé, me vestí. Tuve una reunión en
mi oficina a las 9 de la mañana, con unos clientes, hasta las 12 del medio día.
Almorcé en mi casa, y luego a las dos estuve nuevamente en mi oficina, hasta
las 4 de la tarde, que salí para mi apartamento del rodadero. Estuve solo
viendo películas y me acosté a dormir a las 12 de la noche.
Pantoja: ¿Habló usted con la
señorita Elisa ese día en algún momento?
Alfredo: Si, la llamé a su
casa como a las 10:30 a.m., la invité a ir a mi apartamento del Rodadero a ver
películas, pero ella no aceptó, así que igual me fui al apartamento a ver
películas solo.
Pantoja: ¿Qué vehículo usó
ese día?
Alfredo: Mi vehículo, un Doge
Dar azul de placas FGH 521.
Pantoja: ¿Usa algún otro
vehículo?
Alfredo: No, por regla
general uso mi vehículo, excepcionalmente uso el de mi esposa, cuando salgo con
ella.
Pantoja: ¿Cómo es ese
vehículo?
Alfredo: Es un Doge Alpine
crema, la placa no la recuerdo.
Pantoja: ¿Dónde estaba ese
vehículo ese día?
Alfredo: Lo tenía mi esposa.
Pantoja: ¿Cómo es su relación
con su esposa?
Alfredo: No es buena, apenas
nos soportamos por temporadas, tenemos buenos momentos y malos momentos. Y se
imaginará lo que es tener esposa con una amante, en estos momentos, no son
buenos.
Pantoja: ¿Por qué terminó la
relación con la señorita Elisa?
Alfredo: La diferencia de
edad, ella quería salir a lugares públicos, yo tenía que mantener una imagen,
no funcionó.
Pantoja: ¿Usted sentía celos
por ella?
Alfredo: No. Traté de tener
una relación abierta, yo podía estar con mi esposa, y ella podía salir por su
cuenta.
Pantoja: ¿Se molestó ese día
que no aceptó su invitación a ver películas en su apartamento?
Alfredo: No, ya habíamos
terminado, era lo más lógico que me rechazara.
Pantoja: ¿Pero aún así usted
la seguía buscando a la señorita Elisa?
Alfredo: Estaba enamorado de
ella, uno no olvida, y trata de intentarlo.
Pantoja: Por último ¿Tiene
usted algún arma de fuego?
Alfredo: Sí, tengo dos. Están
debidamente registradas.
Pantoja: No tengo más
preguntas señor Demier, ¿tiene algo más que decir?
Alfredo: Sí, que estoy muy
consternado por su muerte, no entiendo cómo fue que la mataron de esa forma. Lo
que son las cosas de la vida, si hubiese aceptado mi invitación, no le hubiese
pasado lo que le pasó.
Pantoja: Muy bien, gracias.
Pueden irse.
Patricio: Inspector, ¿Cómo le
fue con Demier?
Pantoja: Bien, es un tipo
inteligente, y estaba bien preparado, pero le saqué algunas cosas. Quiero que
entrevisten al portero del edificio del Rodadero, quiero saber si Demier estuvo
ese día en ese apartamento, y si ese día utilizó el carro de su esposa,
encárgate tu de eso. Además, busquen una orden del juez de instrucción para un
allanamiento en ese apartamento y en su casa, quiero esas armas.
REPORTE DE PATRICIO.
27 de Junio de 1978, 3 p.m.
Patricio: Inspector, ya le
tengo el informe del caso hermanas Rojas. Entrevisté al portero del apartamento
de Demier en el Rodadero. Me dijo que Demier, sí estuvo ese día en el
apartamento a partir de las 5. Y me dijo que ese día su esposa llegó en su
carro, subió al apartamento, dejó el carro afuera en la calle y se fue
caminando, lucía muy molesta. Dijo que algo extraño ocurrió en la noche, pues
él fue al baño, y cuando retornó a su puesto, vio que el carro blanco ya no
estaba en el parqueadero.
Pantoja: Muy extraño, no nos
dejan nada fácil Patricio.
Patricio: No, para nada. Y en
el registro que hicimos ayer 26 de Junio a las 9 a.m., logramos ir primero a la
casa y luego al apartamento las 2 p.m., llevamos la orden, nos atendió el señor
Demier en ambas, con su abogado. Al del apartamento, nos tocó esperar que
llegara. En la casa encontramos un arma. La otra no apareció, dijo que no sabía
que había pasado, y que iba a presentar la denuncia por su desaparición.
Pantoja: ¿Qué casualidad? Un
arma perdida, una pieza más que falta en el rompecabezas.
Patricio: Y el informe de
balística dice que las balas encontradas en la escena del crimen, no coinciden
con el arma encontrada en la casa de Demier.
Pantoja: Más que conveniente.
Todo es muy turbio. Y la esposa de Demier.
Patricio: No la encontramos, Demier
dijo que no estaba en la ciudad.
Pantoja: Rápido, presentemos
un informe al Juez de instrucción, él tendrá que determinar a quién va a
procesar.
Patricio: Pero usted cree…
Pantoja: Ya hemos hecho todo
lo posible, ya tenemos que dejar que la justicia haga su trabajo.
JUICIO
La esposa de Demier se fue
del país, y no regresó nunca.
El juez de instrucción acusó
a Alfredo Demier de ser determinador del triple homicidio de Elisa y Manuela
Rojas, y de Francisco Pardo.
Demier se defendió alegando
lo siguiente:
1)
Que no existió ningún vinculo entre él y los
hombres de Barranquilla que secuestraron primero a los jóvenes y luego los
mataron.
2)
Que debido a la muerte de dos de los supuestos
asesinos y la desaparición del tercero, no hay evidencia testimonial que
determinara de forma directa, y más allá de toda duda razonable, que él había
tenido algún contacto o los habría contratado para matar a las víctimas.
3)
Que se demostró que el arma homicida la
portaba un hombre de Barranquilla, y que la otra arma, no fue encontrada.
4)
Que el arma que se encontró en la casa de Demier
no era el arma homicida, y que la otra arma, se denunció como robada, pero que
tampoco se demostró que fuera el arma homicida.
5)
Que el cheque encontrado a uno de los
homicidas de Barranquilla, es de una cuenta corriente del Banco Cafetero que se
encuentra a nombre de su esposa, pero que el no manejaba esa cuenta, y no tenía
conocimiento, qué relación podía tener su esposa con los homicidas de
Barranquilla.
6)
Que el carro blanco que aparentemente estuvo
también en la escena del crimen, no fue plenamente identificado, y que no hay
forma de identificarlo con el vehículo de su esposa, pues se habla de un carro
blanco, y el de su esposa era un carro beich, además, nadie vio a Demier
conduciendo el vehículo de su esposa ese día.
7)
Demier pidió declarar, y dijo que el estaba
enamorado de Elisa y que sería incapaz de acabar con su vida.
El juez penal de conocimiento
absolvió a Demier por duda razonable, pero quedó abierta una investigación en
contra de su esposa, que luego fue condenada como persona ausente (es decir, se
le siguió un juicio en su ausencia pero con un abogado defensor que la
representaba en el juicio), en calidad de determinadora del triple homicidio.
La principal prueba fue el cheque del banco cafetero girado desde una chequera
que se encontraba a su nombre, encontrado en la cartera de uno de los homicidas
muertos en Barranquilla. La señora tiene una sentencia vigente, pero nunca
volvió al país, de acuerdo con Migración, se fue para Italia.
Demier sufrió un atentado
contra su vida, tres meses después del juicio, y decidió mudarse a Bogotá con
su único hijo, y nunca volvieron a Santa Marta.
ULTIMA CONVERSACIÓN SOBRE EL
CASO
Patricio después de 7 años le
preguntó a Pantoja: en el caso de las hermanas Rojas, ¿Usted cree que hicimos
lo correcto?
Pantoja: Nosotros hicimos lo
correcto, pero dejamos que la esposa de Demier una pieza clave de todo esto
huyera. La tuvimos en nuestras narices, y a pesar de la evidencia esperé y
esperé, pensando que el culpable era otro, aunque aún el caso me intriga mucho,
no termino por convencerme que una mujer hubiese podido llegar a tanto, por
celos, por un hombre que ya no la amaba.
Si me preguntas a mí puede
haber otra versión de lo que ocurrió:
Pienso en lo que me dijo Demier
cuando lo entreviste: “Si me hubiese aceptado la invitación, nada de estoy
hubiera ocurrido”, es como si intentara enseñar algo, o dar una lección.
La versión oficial de acuerdo
con el juicio, es que la esposa de Demier contrató a tres asesinos de
Barranquilla, para secuestrar y matar a la amante de su esposo. Ese día, fue al
apartamento de su esposo a hacerle un reclamo, y luego fue a un lote apartado
de la ciudad donde los asesinos tenían a las víctimas, y luego de ver a la
amante de su esposo a la cara, posiblemente la insultó, tomó un arma y le
disparó, o le ordenó a uno de ellos que le disparará, y luego se fue. Unos días
después se va del país y no vuelve más. Mata a la amante de su esposo y le da
una lección a este. Fin de la película.
Pero yo me pregunto: ¿Cómo
deja una madre, abandonado a un hijo solo por darle una lección a su esposo, o
por un ataque de celos por un esposo al cual ya no quería?
Luego de unos años, me
encontré con una muchacha, terminó siendo la asistente de Demier durante un
tiempo, le dije que yo había participado en la investigación en contra de su
jefe. Aproveché y le pregunté varias cosas, de las cuales dos fueron muy
reveladoras, la primera, es que Demier tenía fama de acosar a sus asistentes, y
la segunda, que el dinero de la familia provenía de una herencia de la señora,
y que Demier le administraba las cuentas, que incluso a veces falsificaba su
firma en los cheques. ¿Qué hubiera ocurrido si hubiésemos solicitado una prueba
grafológica del cheque, con la escritura de Demier, y esta, hubiese salido
positiva?
Patricio: Pero la señora huyó
del país.
Pantoja: No tenía salida,
todas las pruebas estaban en su contra.
Patricio: Pero la señora dejó
abandonado a su hijo.
Pantoja: O era abandonar a su
hijo o padecer una prisión injusta por el resto de sus días, eso tiene más
sentido.
Patricio: ¿Y la pistola
perdida?
Pantoja: Era de Demier y
desapareció justo en la investigación por el asesinato, eso fue muy
conveniente.
Patricio: ¿Y el carro blanco?
Pantoja: Nadie la vio volver
por él, ni salir en él. Pudo haber sido el mismo Demier quién se lo llevó.
Patricio: ¿Y los celos?
Pantoja: ¿Quién tiene más
intención de matar, una esposa por un esposo que la engaña y que tiene una mala
relación, o un tipo posesivo, celoso de una novia a la que le triplica la edad
y no quiere perder?
Patricio: Uy, viendo las
cosas así, creo que no está claro.
Pantoja: No, mi querido
amigo, este caso aún tiene muchas dudas. Lo más triste de todo es que las
víctimas tuvieron un final terrible, inmerecido, que acabó con sus sueños y
alegrías, y con sus familias. Mientras que los victimarios directos, los
asesinos de Barranquilla, dos fueron asesinados y el otro, nunca apareció, pero
los otros posibles responsables (Demier y su esposa), una logró librarse de un
matrimonio infernal y se encuentra en otro país viviendo otra vida. Y el otro,
está en otra ciudad liberado de su matrimonio infernal, también viviendo otra
vida. No digo que sea fácil sus vidas, porque tendrán que cargar con un gran peso
en su consciencia, pero no hay derecho a que busquen un cambio en sus vidas, a
costa de matar a personas jóvenes, que no merecían un fin tan malvado. Y sabes
otra cosa, mi querido Patricio, toda esta maldad creó a otro ser malvado por
sufrimiento, no pasa un día en que no piense en el padre de esas pobres niñas,
quién cegado por el dolor, seguro mató y quién sabe que otras cosas más hizo
para vengarlas, y tendrá que cargar con semejante pena hasta el fin de sus
días. También pienso en el hijo de Demier, viendo su hogar destruido, y sus
padres, una condenada y huyendo en otro país, y el otro, absuelto pero
sospechoso, y el será en últimas su juez, pues tendrá en algún momento que
conocer la verdad o seguir dudando de lo que le cuentan.
REMEMBRANZA.
Esta es una narración tomada
de un caso de la vida real, aunque tiene varias modificaciones.
Era una época en que no
habían celulares, la tecnología era escasa, y no existía prueba de ADN.
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