Y te sigo extrañando...
Hoy hace ya tres años partiste, pero dejando mucho de lo que hiciste en tu vida, tus ocurrencias, tus luchas, tus alegrías y tus sueños, ya merecías descansar de tanto sufrir.
Creo que no existió persona que me conociera tanto, nada más era escucharme la voz para saber cómo estaba. Siempre impulsándome y alentándome, y se que lo sigues haciendo desde donde estés.
La música fue nuestro último vínculo cuando ya no me reconocías, pero extrañamente tarareabas las canciones que solo yo tocaba, y te alegrabas de oírme tocar música.
Espero que estés gozándote las travesuras de tu nieto, que salió necio como Chechy, y recio como yo, una combinación bien explosiva que pone en aprietos a su abuelo Jorge, quién termina exhausto después de jugar mil juegos con él. Ellos dos han creado una bonita relación, pero tu nieto es terrible y nos sobrepasa, solo espero saber criarlo bien, y que sea una buena persona.
Te amo mamita, gracias por todo y por tanto.
Esa mirada me decía como la canción: Que tal que me de un dolor profundo, que tal que me muera yo sólita, y tu tan lejos de mi, sin saber como morí, sin saber como estoy yo. Y así fue.
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