De parte de mi, y de seguro de muchos de sus pacientes, que lo miramos con respeto y con agradecimiento, le deseamos un feliz día del pediatra. Un reconocimiento a tantos años de trabajo y dedicación incansable a la medicina infantil.
En mi caso particular, nada más era salir de su consultorio para sentirme mejor. Y en el caso de mi hijo, gracias por estar pendiente desde que nació y que se cura cada vez que seguimos tus recomendaciones.
No es solo ser buen médico, sino ser buena persona. Una gran sonrisa en la entrada y una enorme carcajada en la despedida, y entre una y otra, una absoluta entrega y dedicación para descubrir el problema del paciente y darle una solución, es lo que en la mayoría de veces pasaba, cuando yo lo observaba trabajar.
Gracias Dr. Abello, por todo y por tanto.
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