Mi vida, mi reina, mi esposa, en todos los días. No me alcanzan las palabras para describir la felicidad que me da tenerte a mi lado. Fuerte, valiente, inteligente y hermosa, toda una joya de mujer, que devuelve al doble el amor que se le da. Temida e incomprendida a veces, tengo la dicha de tener tu corazón como mi mayor tesoro y tu amor como el mejor premio, en todos los días. Has sido mi mejor elección y mi salvación, por el hogar que me has dado, y la felicidad y tranquilidad que hoy siento.
A mi hijo José Ignacio, le esperarán muchas aventuras y enseñanzas, tiene un hermoso ser humano de madre, que con valentía y tenacidad lo ha cuidado de todos los riesgos, con amor y dedicación, y así seguirá, cuidándote con esa tenacidad y amor, del cual vivo enamorado y que tanto admiro de mi esposa.
José Ignacio hijo mío, te estoy esperando con los brazos abiertos, y aquí estaré, dando lo mejor de mí, con toda mi fuerza y mi corazón.
De este imprudente que los ama…
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